Maratón 3/5
Capitulo
Veinticuatro.
Cuenta
Peter.
Baje
las escaleras luego de ducharme, tenía puesto solo un short y mi torso estaba
desnudo. Me arregle un poco el cabello al pasar por el espejo de cuerpo entero
que estaba en el pasillo hasta la cocina y luego entré a esta.
Me
esperaba que Natalia estuviera sola cocinando pero me lleve una sorpresa al ver
ahí a Mónica, su mejor amiga.
Una
rubia increíble, de piernas largas y mirada seductora. Su voz resonaba por toda
la habitación y luego su mirada se posó en mí. Sonrió tan perra como ella sola.
-Peter!
–exclamó-
-Mónica
–la nombre-
Ella
rio, se bajó de la silla en la que estaba y camino hasta mí. Sus ojos
recorrieron mi torso descaradamente.
-Tanto
tiempo amigo –musitó antes de besar mi mejilla-
-Bastante
–levanté mis cejas- ¿Qué haces por acá?
-Nada,
vine a hacerle compañía a la aburrida de mi amiga –miro a Nati-
-¿Cómo
que aburrida? –gritó mi novia mientras reía-
-Si
boluda –habló Mónica y luego me miró- ¿podes creer que no quiere ir de
vacaciones? –preguntó exageradamente-
-Eso
no es así! –Exclamó Natalia-
Reí
y camine hasta ella.
-¿Y
porque no queres amor? –le pregunté-
-No
es que no quiera pero he pasado tan poco tiempo junto a vos este verano que…
-Olvídate
de mí –interrumpí- yo estoy ahogado en trabajo y vos necesitas disfrutar.
-Viste!
Yo le dije lo mismo –habló su amiga-
-Para
vos es fácil decirlo porque no estás de novia –aseguró mi novia a su amiga-
-Claro
que no estoy! ¿Para qué? –Su mirada se posó en mí- ¿para engañarlo y mentirle? –rio-
yo paso!
-Vos
y tu pensamiento siempre tan optimista –ironizó Nati-
Mónica
rodó sus ojos y se quejó mientras suspiraba.
-Nena,
vas a terminar aburriendo a tu novio si no lo dejas respirar un poco! –aseguró-
Y cuánta
razón tenía esa mina.
Natalia
me miró y yo solo le sonreí. Pase mi brazo por su cintura y me acerqué a su
mejilla para besarla.
-Anda,
diviértete y disfruta ¿sí? –murmuré-
-Pero
vos..
-Yo
voy a estar bien amor –interrumpí-
-No
lo sé, es mucho tiempo –mordió su labio inferior-
-¿Cuánto
tiempo? –pregunté-
-Dos
semanas –contestó-
-No
es nada –besé su mejilla- catorce días, siete de laburo para mí –mentí. La
verdad no tenía que laburar en las próximas dos semanas-
-¿Seguro?
–me miró apenada-
Agarré
su rostro entre mis manos y apreté sus mejillas.
-Si
gordita.
Ella
sonrió a penas y se acercó a mi boca para depositar un corto besó.
-Por
eso te amo tanto –me abrasó-
Acaricié
su espalda y mire a Mónica, quien estaba mirando enternecida la situación.
-Ay!
Par de cursis! –bromeó- son un amor, enserio! Pero ya paren un poco que me da
envidia.
Natalia
rio y se alejó de mí.
-¿La
comida está lista? –le pregunté-
-No,
en unos minutos más –respondió-
-¿Y
no vas a preguntar de cuando empiezan nuestras vacaciones? –Me cuestionó Mónica-
-¿Cuándo
empiezan? –le pregunté-
-Mañana
en la noche –contestó-
-Buenísimo,
espero que se diviertan y luego me cuenten todo ¿no?
-Obvio
gordo –sonrió mi casi amiga- igual hoy hacemos despedida así que prepárate para
un noche a lo grande.
-Estoy
preparado –reí-
El
almuerzo llegó unos minutos después. Los tres comimos a las risas, la verdad es
que con Mónica en casa siempre había risa. Ella era tan loca que me recordaba a
Lali. Su forma de hablar, de mirarme, incluso de bromear.
Miré
a Natalia y se estaba casi atragantando de la risa porque lo que su amiga
contaba. Mi novia era tan diferente a ella, le gustaba la fiesta y divertirse
pero cuando se trataba de nosotros, ella era totalmente aburrida. Me encantaba
de igual manera porque sabía manejarme a la perfección, había estado en los
mejores y los peores momentos de mi vida en los últimos tres años. Y
seguramente no se merecía alguien como yo, pero la amaba y no la iba a dejar…. O
al menos eso creía.
Nos
sentamos en el sofá para comer el postre. Y prendimos la tele. Mónica agarro el
control y comenzó a hacer zapping, pasó por un programa en el que estaban
hablando sobre las vacaciones de los famosos, y para mi desgracia, ahí apareció
Lali.
-Uh,
como detesto a esta mina –exclamó Mónica- es tan agrandada, soberbia, hueca, estúpida
y encima tiene cero talento, y tampoco es tan diosa como la describen todos –nos
miró a ambos- ¿me pueden explicar que mierda le ven los hombres a esa perra? Porque
es un perra, se mete con cualquier y nadie sabe si hasta tiene sida!
Natalia
rio mientras yo solo la miré seriamente. Se había pasado totalmente.
-No
la conoces, no hables así de ella –musité serio-
-¿Es
necesario conocerla? –preguntó riendo-
-Si
–contesté-
-¿Vos
la conoces acaso? –preguntó sorprendida-
-Obvio
que la conoce –habló Natalia- si hasta la abraza –dijo celosa-
-¿Conoces
a esa puta?
-Puta
serás vos –hablé-
Las miradas asesinadas de ambas se posaron sobre mí.
-¿Qué?
–las miré-
-¿Por
qué la defiendes? –Preguntó mi novia-
-Porque
es una mujer y no está bueno que la traten así –contesté-
-Ella
trata a todo el mundo mal –hablo mi novia-
Y
tenía razón pero en el fondo Lali era una buena mina. Loca y descontrolada,
pero buena.
-Ella
es como es porque no le interesan los demás –expliqué-
-¿Así?
¿Y que más sabes sobre ella? –Preguntó Natalia totalmente celosa-
-Que
le gusta fumar para relajarse y es muy simpática –respondí-
Natalia
se ofendió increíblemente.
-No
lo puedo creer! –dijo enojada-
Reí
y ella me miro seria.
-No
es una broma Pedro.
-La
mío tampoco –la miré-
-¿Sos
estúpido o te haces?
-Vos
sos la estúpida que te pones celosa.
-No
la trates así –habló Mónica-
-Vos
no te metas –la señale-
-Ella
se mete porque es mi amiga y vos estás defendiendo a una perra! –gritó Natalia
con bronca-
Me
levante riendo sarcásticamente.
-No
te vayas! –Gritó mi novia-
-¿Y
que queres? –Le pregunté enojado- ¿Qué me quede acá a discutir con vos por algo
que es completamente estúpido?
-Sos
un imbécil –musitó con furia-
-Y
vos estás enferma con tus celos –le grité- y no voy a aguantarte más.
-¿Y que vas a hacer? ¿Me vas a dejar?
-Si -afirmé- te estoy dejando.
Y camine rápidamente escaleras arriba con el motivo de meter todo en mi maleta y desaparecer de ahí.
Continuara...
Más ratito subo más, a la noche tal vez. Las quieroooo!! chau.-