Capitulo Treinta y Dos.
El auto de Mónica estaba
estacionado justo afuera de la puerta principal de nuestra casa. Se bajó de su
auto y tocó el timbre. Antes de caminar hacía la puerta, Natalia bajo
rápidamente las escaleras y le abrió la puerta a su amiga. Observé desde la
sala como se abrazaban mientras Mónica se reía.
-La vamos a pasar de
maravilla gordita –exclamó su amiga-
-Estoy lista para ir a
vivir la vida loca –aseguró Natalia-
Y esas palabras me dejaban
en un abismo tremendo. Ella tenía que disfrutar y pasarlo bien, yo iba a estar
bien sin ella y suponía que ella debería hacer lo mismo, estar bien sin mí.
-Voy a recoger las últimas
cosas y bajo, espérame –musitó Natalia antes de subir rápidamente por las
escaleras-
Mónica no dudo en caminar
hacía la sala, obviamente me había visto y su intención parecía ser venir a
joderme. La última vez que nos vimos no la había tratado tan bien, y sabía que
eso a ella le calentaba la sangre.
Sus largas piernas desnudas
se detuvieron frente a mí. Miré su rostro y encarné una ceja sin decirle nada.
Ella me miro seria y fue inevitable no bajar mi vista hasta su escote. Esta
chica no se iba a cansar nunca de coquetearme.
-¿Necesitas algo? –Le pregunté,
luego de volver mí vista a sus ojos-
-¿Qué carajo haces acá? –me
preguntó-
-¿Perdón? –Pregunté riendo-
¿vos me estás preguntando qué hago en MI casa?
-Es la casa de mi amiga –corrigió-
-¿Tu amiga? –reí-
-¿De qué te reís? –Preguntó
de mala forma-
-Estás demente –camine
hasta el sofá y me senté ahí-
Mónica me miro algunos
segundos con un grave gesto de ofendida. Tome el control de la tele y la
prendí, ella camino rápidamente hasta mí y me arrebato el control de las manos.
-Hey, ¿Qué te pasa? –le cuestioné
molesto-
-¿Te arrepentiste de ser
tan hijo de puta con mi amiga y volviste a joderla? –preguntó molesta-
-No –dije serio-
-¿Entonces qué haces acá?
-ES MI CASA –le grité
mientras me levantaba- y no tengo porque darte explicaciones a vos.
-Dejaste echa mierda a mi
amiga durante dos días y ahora venís como si nada y te haces el dueño de casa –exclamó-
-¿Qué te importa a vos? ¿Acaso
no tenes una vida que te preocupas de la mía?
-Me preocupo por mi amiga –aclaró-
Volví a reír cínicamente,
me acerqué un poco a ella y seriamente le hablé.
-¿Y cuándo te lanzaste
encima mío esa noche, te preocupaste por tu amiga?
Ella inmediatamente se
puso tensa e hizo una mueca desagradable. Se alejó nerviosa y camino hasta las
escaleras.
-Amiga, ¿estás lista? –gritó
escaleras arriba-
-Si si..
No le saque la mirada de
encima ni un segundo, ella no me miro más hasta que Natalia bajo. Sus valijas
estaban al lado de la puerta y debían pesar una enormidad. Me acerqué a ellas y
tome las valijas.
-¿Dónde las dejo? –Le pregunté
a Mónica-
-En mi auto.
Y salió de la casa. La seguí
y deje las valijas en la maleta del auto. Antes de que Mónica se subiera a su
auto, me acerqué a ella y murmuré muy cerca de su oído.
-Cuida a tu amiga, y disfruten
el viaje –la miré a los ojos- y no te preocupes por mí, yo me sé cuidar solo
linda –le guiñe el ojo y desaparecí de su vista.
Mónica sabía que desde aquella
noche, la relación entre ella y yo había sido bastante tensa.
El verano pasado ella me
había coqueteado en varias ocasiones, y una noche me siguió hasta el baño y se
lanzó encima de mí. Fue algo extraño porque reconocía que ambos estábamos ebrios,
pero ella estaba bastante consiente de que me tenía ganas de hace un buen tiempo,
y lo único que quería era acostarse conmigo. No lo hicimos, pero si nos besamos
como locos durante toda esa noche. Después de eso me provoco cuantas veces
pudo, pero nunca más volvimos a besarnos. Ella era la mejor amiga de mi novia y
realmente, no merecía la pena perder a Natalia en ese momento.
Entre a la casa y Natalia
estaba guardando unos papeles en su cartera. Me miró como esperando algo, y lo
único que hice fue acercarme a ella y abrazarla.
-Disfruta el viaje –susurré-
Ella asintió y se alejó de
mí.
-¿Qué vas a hacer vos? –me
preguntó-
-No sé, supongo que me iré
unos días a pinamar con los chicos.
-Cuídate ¿sí? –me miro
tierna-
-Vos cuídate –subí mi mano
hasta su mentón y lo acaricié- y… disfrútalo, enserio.
-Lo voy hacer –sonrió-
La bocina del auto de su
querida amiga, sonó. Ella guardo unos papeles en su cartera rápidamente y luego
me miro.
-Te voy a extrañar –musitó-
-Yo también.
-Te amo –sonrió- y no me
respondas nada ¿sí?
Asentí. Y de un ligero y
rápido movimiento, sus labios chocaron por menos de cinco segundos los míos.
Riendo salió de la casa.
Y desde ahora estaba
oficialmente de vacaciones. ¿Panorama? Ninguno. ¿Ganas? Tampoco. ¿Algo en
mente? Lali.
Cuenta Lali.
Un nuevo día comenzaba. El
gym estaba vació y mi rutina diaria de dos horas ya estaba por acabar.
El entrenador, que por
cierto era extremadamente sexy, vino hacía mí. Me sonrió como siempre lo hacía
y luego recorrió todo mi cuerpo con sus ojos sin discreción alguna.
-Ya estamos por hoy, Lali –musitó-
-Uhm, ok –sonreí-
Me levanté de la máquina
para piernas y me estiré por última vez.
-Ayer te estaba esperando,
¿Por qué no viniste? –me preguntó-
Sonreí al recordar el buen
despertar que había tenido.
-Tenía unas cosas que
hacer –le respondí- ¿me extrañaste?
-Un poco –rio-
-Admití que si Julián –sonreí-
-Lo sabes Lalita –me guiño
un ojo-
Mordí mi labio inferior y
pasé mis manos por mi estómago. Julián era una bomba sexual, y yo
afortunadamente ya lo había comprobado.
-Hace mucho que no salimos
–dijo él-
-Deberíamos salir –afirmé-
-¿Estás de vacaciones?
-Sí, aprovéchame ahora –sonreí
coqueta-
-Acordemos un día –me miró
fijamente-
Mi celular comenzó a
sonar. Aparte mi mirada de la suya, y tome mi celular. Miré la pantalla y era
Peter, una sonrisa aún más grande apareció en mi rostro.
-¿Si? –pregunté al
contestar-
-Hola.
-Hola –reí-
-¿Qué estás haciendo? –me preguntó-
-En el gym pero ya
terminé, ¿Por qué?
-Porque tengo ganas de
verte.
Y mi corazón latió con más
intensidad. Este hombre nunca dejaba de sorprenderme.
-¿Así de seguro? –le pregunté
riendo-
-¿Vos no?
-Yo sí.
-Voy a comprar comida
china y estoy en tu departamento en una hora.
-¿Una hora? Con suerte
alcanzo a ducharme.
-Lo necesario, ya sabes
que sos preciosa después de una ducha –murmuró-
Mordí mi labio inferior y
sonreí.
-Te espero en una hora –aseguré-
La llamada finalizó y
Julián aun me seguía mirando fijamente. Sentía que me estaba comiendo con esa
mirada llena de lujuria.
-¿Y? ¿Cuándo nos vemos? –preguntó-
-Mañana en la mañana
cuando venga al gym –respondí-
-¿Eh? –me preguntó
sorprendido-
Suspiré pesadamente y tome
mi botella de agua.
-Podemos salir a bailar algún
día pero no esperes que me vuelva a acostar con vos, porque eso no va a suceder
–le aclaré-
-Yo no…
-Hasta mañana lindo.
Y me fui de ahí sin
decirle algo más. Camine tan divina como era y acapare las miradas de todos los
que estaban a mi paso.
Me subí al ascensor y
marque mi número de piso. Menos mal que tenía un gym en mi edificio, sino no
hubiera tenido tiempo para arreglarme cuando llegara Peter.
Entre a mi depto. Y rápidamente
me metí a la ducha, tenía ganas de ver a Peter, de reírme con él, de hablar con
él y sobre todo de sentir su compañía. No me importaba lo estúpida que me
estaba viendo pero él se estaba convirtiendo en algo más que un simple
desconocido, y me estaba gustando lo que teníamos.
El timbre sonó y cuando abrí
la puerta, Peter estaba ahí. Lo hice pasar y rápidamente nos sentamos a comer
la comida china que él había traído. Luego de comer, nos sentamos en el sofá a
fumar el bajativo. Un cigarro.
-Te estaba empezando a
extrañar eh –admitió Peter-
Reí y le tiré el humo
sobre su rostro.
-Hey –se quejó-
-Es una forma de decir yo
también –reí-
-Mentirosa.
-Es cierto –lo miré
fijamente-
Peter sonrió y su brazo se
extendió hasta llegar a mi cintura. Su mano rozó suavemente mi piel y eso me
estremeció. Apreté mis labios y él apretó mi cintura.
-Veni.
Palmeó sus piernas, sonreí
y negué.
-Dale –sonrió-
Termine mi cigarro y me
levanté para apagarlo en el cenicero. Antes de sentarme en mi lugar, él agarro
mis caderas y tiro de mi hacía él. Me sentó en su regazo y rodeo uno de sus
brazos en mi cintura.
Su rostro se hundió en mi
cuello, dejo unos cuantos besos y se acercó al lóbulo de mi oreja.
-Sos las ganas más bonitas
que he tenido de estar con alguien.
Susurró con un jodido tono
de voz grave. Sonreí y busque su boca para conectarla con la mía. Su boca era
tan suave que me llevaba al cielo en un segundo. Su beso era tan necesario, me hacía
olvidarme de la realidad.
No concordábamos muchos,
de hecho casi nunca concordábamos, y absolutamente en nada. Éramos muy distintos,
su vida y la mía no se parecían en nada, pero a pesar de esas diferencias teníamos
algo en común. Estábamos locos el uno por el otro.
Él levanto la mirada y me sonrió.
Percibí que quería ver aquella sonrisa toda la vida, aunque una vida fuese tan
poco.
Continuara…
@Chilelaliter ahí voy a estar avisando que onda. GRACIAS a los que siempre entienden, apoyan y bancan. No quiero dejar la nove volando asi que voy a tratar de escribir cuando pueda y subir capitulos. Las quiero!!! Y las que aun no ven mi twitter, lean mis ultimos tweets!!! ahí explico porque estuve desaparecida estos días.
O también preguntenme en ask: http://ask.fm/Chilelaliter
Chau :*.