Uno, dos, tres.. Inhala y exhala Mariana. Quizás estaba borracho y no se acordaba de mí o la noche hacía que no me reconociera o tal vez me veía diferente que en la tele. Una cantidad de hipótesis pasaban por mi cabeza, tal vez estaba confundido y no quería sonar desubicado.
Sentí su mirada penetrante en mí, entonces ese bloqueo mental que había tenido por algunos segundos, desapareció. Sonreí queriendo parecer amable, pero la verdad era que dentro de mí estaba furiosa con ese chico.
-¿No me vas a decir tu nombre? -preguntó segundos después de haber sostenido firmemente mi mirada sobre la suya-
Entonces, era cierto. Él no me conocía. ¿Cómo podía ser posible? No recuerdo a un chico hacerme esa maldita pregunta en estos dos años.
Me sentí ofendida, me había dejado casi en estado de shock. No podía ser cierto.
-Mariana Esposito -hablé sin apartar mi mirada de sus ojos- más conocida como... Lali.
Quizás ahora si me reconocía.
-Ah, un gusto Lali.
Me dijo como si nada, y concluyó con una sonrisa.
Lo iba a matar! Estaba jugando conmigo, lo presentía. ¿Cómo no me iba a reconocer? SOY LALI ESPOSITO. Lo odiaba.
Sonreí falsa y aparté mi mirada hacia el frente. Estaba descolocada, él claramente estaba jugando con mi ego y mi orgullo.
-¿Y qué estás haciendo acá? -preguntó-
Mi mirada volvió a él.
-Digo.. En la terraza, sola.. -se explicó- porque no creo que hayas venido sola.
Y con cada palabra que decía lo odiaba más.
-Yo... -estaba casi tildada- vine con una amiga -dije rápidamente-
-¿Y te dejo sola? -preguntó-
Grrr!! Juró que lo voy a matar. Esto no me podía estar pasando a mí, ósea... ¿De dónde mierda era este idiota que no me conocía?
Lo mire fijamente y pude notar que su rostro se me hacía conocido, como si alguna vez lo hubiera visto en alguno de los tantos lugares a los que había ido.
-¿Sos de acá? -le pregunté, omitiendo su pregunta-
-No, soy de Buenos Aires -respondió-
Y casi herví de bronca mientras notaba su rostro con una pizca de burla. Se estaba aguantando la risa, y sus ojos lo estaban delatando. Estaba jugando conmigo.
-¿Y no me conoces? -pregunté seria-
Me miró fijamente y soltó una risa burlesca. Maldito hijo de puta. Si me conocía y me estaba jodiendo.
-¿Sos la presidenta acaso? -preguntó riendo-
Rodeé mis ojos y boté aire con cierto disgusto.
-No.
Sonreí cínica y me acerque a él, pisando fuerte contra el suelo haciendo sonar mis tacones.
-Soy cántate, actriz y modelo.
Aseguré con soberbia, no me iba a dejar como una pelotuda. Me acerqué un poco más con mi rostro al suyo, lo miré fijamente a los ojos y luego baje mi vista a su boca.
-Y lo sabes muy bien.
Musité segura. Él quería jugar, y exactamente eso era lo que iba a hacer. Y yo sabía jugar muy bien.
Rio y se alejó de mí. Apreté mis ojos y suspiré.
-Un gusto conocerte "Lali" -dijo aun con su burlesco-
Lo miré con despreció. Le sonreí sarcásticamente y giré para devolverme al local. Estaba furiosa.
-Y para que te quedes tranquila y tu ego no te maté -habló e hizo que me quedara de espaldas escuchándolo- si sé quién sos.
Se acercó hasta quedar justo detrás de mí. Con su mano corrió mi cabello hacia un lado y se acercó a mi oído. Ese maldito acto me hizo vibrar.
-¿Cómo no conocer a la chica más insoportable de Argentina? -susurró en mi oído-
Hijo de Puta. Apreté mis labios con bronca y volteé rápidamente.
-¿Y vos quien sos para tratarme así? -le pregunté enojada-
Lo miré de pies a cabeza. No era nadie, simplemente un muerto de hambre más del montón.
-Trabajo para vos -aseguró-
¿Qué? ¿Trabajaba para mí? no, no podía ser. Yo conocía a... bueno, quizás no conocía a todos los que trabajaban para mí pero... no, definitivamente no podía trabajar para mí. Esta era una broma más de su maldito juego.
Encarné una ceja y reí irónicamente.
-¿Si? -le cuestioné riendo- ¿y qué haces, limpias los baños? -pregunté con maldad-
Rio y se acercó más a mi rostro.
-Te encantaría que limpiara tu culo ¿no?
No respondí. Solo lo miré esperando que contestara mi pregunta. Este imbécil se estaba ganando una patada en las pelotas.
-Soy relacionador público, trabajo con tu staff y...
-No me interesa -lo interrumpí-
Sonrió falso y sus ojos se posaron en mi boca.
-Suponía que alguien como vos no iba a entender lo que era ser un relacionador público.
Me estaba humillando. Era jodidamente desagradable y no iba a soportarlo ni un segundo más.
-Ándate a la mierda -le dije lo suficientemente cerca como para poder sentir su respiración en mi rostro- ¿ahí es de donde viniste no?
Reí y me alejé de él. Le di la última mirada de odio y volteé para caminar a paso seguro. Moviendo mis caderas de un lado a otro exageradamente. Este imbécil claramente se había equivocado de chica, conmigo no iba a jugar.
Entré directamente al local ignorando completamente a los bastardos que me pedían una foto o un baile o me decían alguna grosería asquerosa.
Encontré a Eugenia riendo con un grupo de chicos bastante guapos. Sonreí, y me arregle el cabello. Justamente eso era lo que necesitaba para relajarme y olvidarme del hijo de puta de recién. Chicos, alcohol y descontrol.
Me integre al grupo con facilidad y las copas de champagne empezaron a correr, y mi garganta era cómplice de una cantidad incontrolable de alcohol que pasaba por ahí hasta llegar a mi hígado.
-¿A dónde te habías metido? -preguntó mi amiga un poco borracha-
-Por ahí -reí-
-¿Donde? -insistió-
-¿Que importa eso ahora? -volví a reír- hay que celebrar gorda! -le señale mi copa- y hay que emborracharse y pasarla bien -choque mi copa con la de ella- hasta el amanecer! -canté y ambas reímos-
-Te adoro locaaa! -me abrasó-
Reímos y seguimos bailando entre los cuatro chicos que estaban con nosotras. El alcohol de apoco empezaba a hacer efecto en mi cuerpo y las ganas de disfrutar la noche aumentaban. Nada iba a arruinar mi noche. Mucho menos ese imbécil.
Y lo vi. Estaba a unos cuantos metros de mí, jodiendo con el grupo de mi staff. No le importaba mi presencia, ni siquiera me miraba. Maldito hijo de puta. ¿Cómo se podía resistir a mí? ¿Cómo me podía decir que era insoportable? ¿Cómo se atrevía a jugar conmigo? era un completo estúpido.
Unas grandes manos se posaron en mi cintura, y sentí la respiración de unos de los chicos con los que estábamos detrás de mí.
Sonreí y apoyé mi cuello en su hombro para tirar la cabeza hacia atrás. Él se relajó en mi cuello y yo apoyé mi culo sobre su bulto.
Movi mis caderas al ritmo de la música, las manos del chico se posaron en ellas atrayendome a su cuerpo, y movi mi culo sobre su bulto exageradamente. Quería provocarlo, calentarlo y dejarlo exitado. No tomarme la sopa, esa era mi especialidad.
Sentía como él dejaba varios besos en mi cuello, y trataba de seguirme en cada movimiento pero claramente no lo lograba. Su boca se dirigió hasta mi oído y susurró.
-Estoy caliente.
Reí. Lo había logrado.
Miré hacia el frente y vi al detestable morocho... Peter creo que se llamaba. Su mirada se cruzó por un segundo con la mía y luego camino hasta la terraza. Esta era mi oportunidad de demostrarle que no podía jugar conmigo ni mucho menos ignorarme.
Tome las manos del chico que aun seguía atacando mi cuello, y las aparté de mí. Me separe de él y giré para guiñarle un ojo.
Me arregle el vestido y camine lenta y cuidadosamente hasta la terraza.
Salí y busque al morocho con la mirada y lo encontré en un rincón, hablando por celular. Me acerqué silenciosamente y antes de llegar me detuve al escuchar que discutía con alguien.
-No voy a colgarte! -habló él desesperado- no quiero dejarte tampoco, sabes que te amo, y no quiero que dudes de mi -le explicó con un tono de voz cansado- no quiero estar lejos de vos Natalia! -exclamó- mi amor.. Escúchame ¿sí? -silenció y luego de unos segundos bufó- está bien, hablamos cuando vuelva a casa porque no voy a amargarme ni un día más por esta mierda! -colgó-
Pasó las manos por su rostro y luego sacó su cajetilla de cigarros. Sacó un cigarro y lo metió en su boca, lo prendió y segundos después expulso fuertemente el humo.
Lo observé por algunos minutos. Lo notaba preocupado y la misma vez enfadado, enojado.. Quizás con su novia, por lo que había escuchado.
Me acerqué sin pensar ni una sola vez. Me puse a su lado tal y como hace unas horas atrás.
Esta vez sí notó mi presencia, me miró de reojo y negó con la cabeza.
-No estoy de humor para soportar tu ego -aseguró-
Lo miré con mi ceño fruncido, le iba a arrebatar lo que me dijo pero realmente estaba mal. Lo podía ver en su rostro y en sus ojos.
Suspiré y asentí.
-¿Estas bien? -pregunté interesada-
-No te importa -respondió seco-
-Ei, Estoy tratando de ser amable y vos no lo notas -admití-
Su mirada se posó en mí por varios segundos, quizás minutos.
-Tenes razón -suspiró, y sacó la cajetilla de cigarros de su bolsillo- ¿queres uno? -me ofreció-
Asentí y saqué uno. Lo prendí y apoye mis manos en la baranda tratando de relajarme. Miré el mar por algunos minutos hasta que volví mi vista a él. Aun seguía igual.
-Podes contarme si queres -hablé, él me miró- estoy casi borracha, y de seguro mañana no recordaré nada -admití- desahógate.
Continuara...
Segundo cappppppppp.. Y espero que les guste, besotes, Y GRACIAS POR LEER! grosas, genias, divinas, idolas.. ajajja chauuu(L).
@Chilelaliter