26 de septiembre de 2013

What About Us.



Capitulo Treinta y uno.

Falté al gimnasio solamente porque había tenido un muy buen despertar. Entre a la cocina después de haberme dado una ducha y sonreí al verlo cocinando. Estaba tan solo con unos shorts y se veía malditamente bueno.
  
-Así que también cocinas –musité mientras me sentaba en el banquito-
Se dio vuelta para encontrarme con sus ojos. Rio cortamente y asintió.
-No lo sabía –agregue-
-Hay muchas cosas que aún no sabes de mí.
-¿Aun? –pregunté-
-Con el tiempo me vas a ir conociendo más –se giró para concentrarse en la comida- y yo también a vos –acotó-
Reí. Y tenía toda la razón, en estos momentos ni él ni yo nos conocíamos como para compartir tan íntimamente como lo hemos hecho.
 -Estoy de acuerdo –musité-

-¿Te gusta el pollo al horno? –preguntó-
-Tengo una dieta que seguir –aseguré-
-¿Una dieta? –Volteó a mirarme- ¿enserio? –Asentí- ¿estás loca? –Negué- estás buenísima así ¿para qué te cuidas tanto? –me preguntó sorprendido-
-Me gusta verme bien y que los demás admiren mi cuerpo –contesté-
-¿Te gusta llamar la atención con tu cuerpo? –preguntó-
-La atención siempre está sobre mí –respondí creída- si subo de peso me van a criticar hasta la muerte, las ventas de los discos van a disminuir, no voy a poder hacer tantas fotos, voy a perder seguidores y voy a caer en una depresión tremenda –expliqué- y realmente, no quiero eso.
-¿Y qué queres? ¿Ser solo un cuerpo bonito sin corazón ni cerebro? –me cuestionó-
-Soy más que eso, Peter –reí- tengo talento de sobra, soy joven y hoy en día lo único que se fijan todos en si estás gorda o no –aseguré-
-Estás siendo muy superficial –aseguró-
-Lo soy –agarré una naranja- en este medio tenes que ser una hija de puta o si no te pasan a llevar y te utilizan –acoté-
-¿Te gusta ser así? –cuestionó-
-Soy feliz así, siempre he sido así –respondí- si quiero seguir en esto por el resto de mi vida, tengo que preocuparme de mi estado físico, de mi seguridad, de mis palabras… tengo que ser soberbia y frívola –aseguré-
-¿Y vale la pena tanto?
-Hasta el momento sí.
-Te felicito entonces –volvió a su comida- soy tu fans desde este minuto.
Reí exageradamente.
-Por favor Peter, admití que sos mi fans desde hace mucho antes de conocerme –dije creída-
-¿Lo era? –pregunto riendo-
-Sabes que si amor –musité riendo-
-Estás loca –rio negando-
-Y me gusta estar loca –me levanté de la silla- y más si me locura la comparto con vos.
Y camine hasta él, enrede mis brazos en su cintura y apoye mi cabeza en su espalda.
-Y estás siendo muy tierna.
-¿Eso es malo? –pregunté-
-No –dio una risita- es bueno, porque me gusta sentirte.
Sonreí y le di un beso en su espalda.
-Hueles tan bien –murmuré-
-Y vos sos tan suave –agarro mis manos-
-¿Somos la fórmula perfecta? –pregunté riendo-
-Así parece –rio-

Peter volteó y ahora estaba frente a mí. Aun lo seguía abrazando por la cintura y él enredo sus brazos en mi cuello, se acercó a mi rostro y rozo suavemente su nariz con la mía. Sonreí al sentir que tan solo con ese mínimo gesto, me hizo volar.
-Gracias por acogerme en tu hogar –murmuró-
-De nada –sonreí- voy a estar para lo que necesites.
-Yo también Lali, no dudes –sonrió- con vos todo es tan distinto, tan liviano, tan fresco…
Relamí mis labios y me acerqué a su boca. Rozamos nuestros labios mientras sonreíamos.
-Estoy como un nene jugando con tierra –aseguró Peter-
No tardé en largar una risita.
-Boludo –dije riendo-
Peter rio y apoyo sus labios en lo míos. Quiso besarme pero yo no se lo permití.
-Yo también la paso bien con vos –aseguré-
-Me gusta saberlo.
-Y a mí me gusta que lo sepas –reímos-
Sus ojos verdes recorrieron todo mi rostro sin disimulo alguno. Cuando llego a mis ojos se quedó fijamente mirándome por algunos precisos segundos.
-Estás hermosa sin maquillaje –musitó-
-Estoy echa mierda –aseguré riendo-
-No –negó- estas más linda incluso.
-¿Te parezco linda? –pregunté sorprendida-
-¿Y a quién no?
Sonreí.
-Nunca me lo habías dicho.
-No soy tan cursi a veces –rio-
-Estas lindo vos también –aseguré-
-¿Te parezco lindo? –me imitó-
-Un poco –reí-
Apreté mis brazos en su cintura y él rio.
-Esto va a hacer muy bueno –aseguró-
-¿Qué cosa? –pregunté-
-Esto.
-¿Esto?
-Vos, yo… nosotros.
-¿Hay un nosotros? –pregunté sorprendida-
Él asintió vagamente y luego se acercó completamente a mi boca.
-Estamos en eso –murmuró-
Sonreí contra su boca y lentamente lo besé.

Sus labios eran tan suaves, tan dulces, tan livianos que sentía que me perdía con tan solo tocarlos. Su lengua entró en mi boca sin permiso alguno, y sentía que todo esto era una locura, que ni él ni yo estábamos conscientes de lo que hacíamos, ninguno estaba siendo lo bastante maduro para saber que “esto” no nos iba a llevar a ningún lado, que nosotros juntos no íbamos a lograr nada… o al menos eso creía.
                                                                
-

Cuenta Peter.

Era extraño estar en casa después del agradable día de ayer con Lali. Era raro sentir que las cosas estaban cambiando, que yo estaba cambiando. Y más raro era saber que lo mío con Natalia se estaba cayendo a pedazos, como estábamos destruyendo los tres años de compañía.
Tal vez era yo, o tal vez era ella… o los dos. Pero definitivamente desde hace algún tiempo a esta parte, necesitaba respirar, descansar de ella, tenerla lejos, sentir que la extrañaba, asegurarme de que la quería para el resto de mi vida.

Ella apareció por la sala muy distraída. De inmediato noto mi presencia, se quedó helada al verme ahí. Eran casi las ocho de la noche y yo estaba parado en medio de nuestra sala, su mirada estaba gris y pude notar como su piel se erizo al verme.
-No sabía que estabas acá –murmuró nerviosa-
-Acabo de llegar.
Ella sonrió débilmente y camino hasta mí. Se detuvo a algunos centímetros frente mí y me miró fijamente.
-Pensé que no ibas a venir –susurró-
-Estoy acá.
-Y no sabes lo feliz que me haces con esto –aseguró-
Y si lo sabía. Ella me amaba y yo también, pero… no de la misma manera.
Observé su rostro, sus ojeras sobresalían y sus ojos se notaban cansados. Su mirada era débil, y su tono de piel estaba un poco más pálido de lo normal. Aun así se veía linda.
Subí una mano hasta su mejilla y la acaricié suavemente, a ella le encantaba que la acariciara de esa forma.
Natalia cerró sus ojos y disfruto por un segundo el tierno gesto. Suspiró y abrió los ojos para mirarme fijamente.
-Quiero que estés bien –musité-
-Lo estoy –aseguró-
-No, no lo estás.
-¿Cómo sabes? –preguntó-
-Te conozco lo suficiente para saber tu estado anímico –aseguré-
Ella simplemente apretó sus labios, aguantándose las ganas de decirme algo.
-Te vas a de viaje en unas horas y quiero que lo disfrutes –le ordené-
-Lo voy a hacer
-Yo voy a estar bien acá, voy a tomarme mi tiempo y vos también –aseguré-
-Entiendo.
-Y cuando volvas, vamos a hablar ¿sí? –le propuse-
-Sí.

Y me aleje de ella sin decirle algo más. Camine a través de la sala y salí de ahí. No quería acercarme más a ella, probablemente ella se iba a debilitar aún más.
Entre a mi habitación y vi dos maletas arriba de la cama. Ella llegó a los segundos y se fue hasta sus maletas.
-¿No es mucho? –pregunté-
-No –me miró- son dos semanas –me recordó-
-Cierto, para vos eso es poquísimo –reí-
Ella rio casi sin ganas y el silenció volvió a reinar entre nosotros por unos tensos minutos.
-¿Me vas a extrañar al menos? –Preguntó de repente-
Fije mi vista en ella, y parecía tan nerviosa.
-¿Por qué lo preguntas?
-Necesito saberlo –contestó-
-Sí, lo voy a hacer –respondí-
Natalia sonrió y luego se sentó en la cama. Miro hacía un punto fijo y luego desvió su mirada hacia mí.
-¿Esto va a ser definitivo? –Preguntó aterrada-
Encarné una ceja y negué.
-¿Por qué lo preguntas? –volví a repetir-
-Porque esta estúpida pelea ha durado muchísimo más de lo que esperaba y pareces estar tranquilo, sin ganas de solucionar las cosas enserio –aseguró-
-Solo estoy tratando de pensar las cosas, de encontrar la respuesta para esto –contesté-
-¿Vas a estar con otra? –me preguntó-
-Natalia… -susurré-
-Quiero que seas sincero –me pidió- yo no quiero ser la pelotuda que te espera, que no mira a otro en el viaje y que…
-Podes hacerlo –interrumpí- no te detengas por mí.
-¿No? –me preguntó asustada-
-Disfruta tu viaje nena.
Ella negó y sus ojos se cristalizaron.
-Yo no quiero que estés con otra –musitó con una voz quebrada-
Y claramente, no me gustaba verla así. Ella se merecía algo mejor que yo.
-No llores Natalia, no sabemos qué va a pasar en estos días, no te apresures.
Ella asintió y se secó las pocas lágrimas que habían caído por sus mejillas.
-Voy a estar bien –se levantó- voy a disfrutar enserio y… vos también disfruta acá.
-Lo haré.

Ella no dijo más y salió de habitación. Suspiré largamente y refregué mis manos sobre mi rostro. Estaba metido en un lio tremendo dentro de mi cabeza, no sabía lo que quería, no sabía qué hacer. Por un lado la tenía a Natalia y tres años de historia, por el otro tenía a Lali y tres semanas de pasión.
Claramente una era más que la otra, pero la última estaba haciéndome dudar de todo mis planes a futuro, estaba volviéndome completamente loco y estaba haciendo que la necesitara a cada momento, incluso en este instante moría de ganas por estar a su lado.

Continuara…

Las quieroooooooooooo.
@Chilelaliter