Capitulo Cuatro.
-Ok -suspiró y nos miró a ambas fijamente- ¿en qué idioma quieren que se los
vuelva a decir? -preguntó- necesito que me entiendan, que por una vez me ayuden
con esto! que maduren, que crezcan y que sepan que no siempre va a ser igual
-pidió aun calmado- un día todos se van a aburrir de ustedes, hasta yo que a
pesar de todo lo mal que se portan, las banco porque las quiero y creo que
ustedes pueden cambiar, pueden mejorar...
Suspiró pesadamente y se sentó en la silla que estaba a su lado.
-Yo sé que son jóvenes, que necesitan ir a bailar, pasarla bien pero.. ¿Es
necesario hacerlo todo tan público? -preguntó serio- ¿es necesario tomarse
todo? ¿Traerse chicos al hotel? ¿Hacer lio con los periodistas? ¿Ser groseras?
¿ES NECESARIO? -gritó-
Abrí mis ojos y luego trague saliva. Tenía razón. Pero él nunca iba a
entender que mi vida era así, siempre fue así.
-Tienen un concierto en cinco horas más, y les importa un culo -exclamó
molesto- tienen fans allá afuera esperándolas por horas para verlas solo cinco
segundos, tienen chicos que pagan por ir a escucharlas, ¿y aun así siguen con
todo esto? SON DOS AÑOS DE LOCURA ¿cuándo mierda van a parar? -gritó molesto,
ya estaba comenzando a alterarse-
Nos quedamos en silenció al menos por unos minutos hasta que Eugenia rompió
el hielo.
-¿Que hicimos ahora? -preguntó seca-
-En Internet está lleno de fotos de ustedes borrachas, besándose con tipos,
volviendo al hotel ebrias y vos -apuntó a la rubia- vos insultaste a un
periodista.
-Me tenía las bolas hinchadas -se defendió-
-¿Y qué les he dicho que hagan cuando les molesta algo? -nos miró- solo
callarse e ignorarlos! Mierda ¿cuándo van a entender? -gritó-
Ninguna dijo nada, ya estaba cansada y simplemente no quería responderle
para hacer esta discusión mayor. No quería llegar al punto de tener que
mandarlo a la mierda. Así que guarde mis palabras y esperé a que terminara.
-Nos vamos a quedar solo una semana acá -agregó luego de unos minutos-
-¿Qué? ¿No eran dos? -pregunté sorprendida-
-No voy a aguantar dos semanas de descontrol -respondió-
-¿Y nuestras vacaciones? -pregunté-
-Cuando volvamos, vamos a grabar unos comerciales y van a tener dos o tres
semanas de vacaciones -respondió aun molesto- ¿alguna otra pregunta? -me miró-
-No -me levanté- ¿vos alguna estupidez más? -dije irritada-
-Mariana -me nombró fuertemente- no empecemos a discutir.
-Vos empiezas siempre todo esto! -exclamé- me tenes podrida -camine hasta la
puerta- y algún día YO me voy a aburrir de todo esto, sobre todo de vos - abrí
la puerta- y te vas a querer morir.
Salí furiosa de la habitación, dejando que la puerta sonara fuerte antes de
partir. Estaba harta de esto, siempre era igual. Yo si quería podría mandarlo a
la mierda, buscar otro manager y listo. Él nunca más iba a tener una artista
tan buena como yo, y se estaba equivocando tratándome así.
Camine hasta el gimnasio del hotel con evidente molestia, mi cara lo decía
todo. La gente me miraba sorprendida, y quería mandarlos a todos a la mierda.
Pero me aguanté y llegue a mi destino.
Cuando entré al gimnasio, el entrenador que estaba a cargo rápidamente se me
acercó. Estaba bueno, sus músculos se tensaban al caminar, no me imaginaba lo
bueno que podía ser en la cama. Boté toda mi rabia en un suspiró y le sonreí al
ver que él había llegado a mi lado.
-Hola -habló- ¿vas a necesitar ayuda? -preguntó coquetamente-
-Mmmm.. -observé el lugar- un poco, tal vez con las maquinas -respondí y volví
mi mirada a sus ojos marrones-
-Estoy aquí para ayudarte -sonrió-
-Gracias -mordí mi labio inferior-
-Veni.
Agarro mi mano y me llevo hasta las máquinas de ejercicios.
-¿Con cuál queres partir? -me preguntó-
-Con vos -dije-
Él me miro sonriendo y yo reí.
-Era una broma -él rio- partamos por la trotadora -me dirigí hasta la máquina-
tengo un plan de ejercicios que siempre hago -le comenté- así que vos no te
preocupes de nada, si necesito tu ayuda, no dudes en que te voy a llamar
-aseguré-
-Entonces ¿ya queres que me vaya? -preguntó sorprendido-
-No -reí- si queres quédate a mirarme, no tengo problema -sonreí-
El rio y luego se acercó un poco para hablar bajito.
-Me quedaría horas mirándote -susurró- no pensé que eras tan linda en
persona -admitió-
-Oh, gracias -sonreí-
-No sé cómo te pueden criticar tanto -aseguró- yo estaría admirándote todo
el día.
Sonreí triunfante. El chico era encantador. Lindo, musculoso, y lo más
importante era que me admiraba.
-Quizás luego podamos ir a tomar algo -le ofrecí-
-En la noche tengo libre -habló-
-Tengo un concierto hoy, tal vez no salga -contesté- pero.. -sonreí picara-
podemos tomarnos algo en el casino del hotel y luego no sé.. Ahí vemos.
Él entendió a la perfección el mensaje. Asintió y recorrió con su mirada mi
cuerpo.
-Dame tu número -me pidió-
Reí. ¿Quién se creía para que le diera mi número? Estaba loco.
-No -reí- espérame en el casino a las 11 ¿sí?
-Ok.
Ambos sonreímos hasta que escuchamos que lo una grave voz lo llamaba.
Giramos a ver a la persona y era nada más ni nada menos que Peter. El imbécil
de anoche.
El entrenador se volteó a mí y se acercó a mi oído.
-Facundo, así me llamo -susurró-
Sonreí y besé su mejilla. Este se alejó sin dejar de mirarme. Peter volvió a
llamarlo. Facundo me guiño un ojo y luego se fue hasta aquel insoportable
morocho.
Yo volví a la máquina y la programe para comenzar a trotar. Miré hacia ellos
y los vi hablando para luego acercarse a una maquina cerca de mí. Peter la
programo y Facundo volvió a su puesto inicial sin dejar de mirarme a la
distancia.
Mire a Peter y ni la hora me daba. Que idiota. Aparte ¿qué hacía él en el
mismo hotel que yo? sabía que trabajaba con mi staff pero ellos se quedaban en
otro hotel, mucho más barato.
Seguí trotando en la maquina por los treinta minutos que había programado.
Peter se había cambiado de maquina un par de veces.
Pare de trotar y me quede observando la espalda de Peter. Sus músculos se
tensaban increíblemente, y la fuerza que ejercía lo hacía verse sexy aun cuando
sudaba.
Lleve mi botella de agua a la boca sin dejar de mirarlo, y tomé. Estaba
bueno pero era un idiota.
La voz de Facundo hizo que mis ojos se desviaran de Peter.
-¿Vas a hacer otra máquina? -preguntó a poca distancia de mí-
Asentí y me dirigí hasta la máquina que estaba justo al frente de Peter. La máquina
de glúteos y piernas.
Me estiré boca abajo y doble mis rodillas. Mi culo se debería ver gigante y aún
más con el corto short que traía puesto. Facundo sonrió excitado al notar mi
sexy posición. Quería provocar a todos los que estuvieran allí.
-¿Sabes cómo hacerlas verdad? -preguntó Facundo-
-Sí, no te preocupes -sonreí-
La puerta volvió a sonar. Facundo me volvió a guiñar el ojo y se fue hasta
la persona que venía llegando. Inmediatamente mire a Peter y me encontré con su
mirada sobre mí.
Le sonreí creída y luego desvié mi mirada. Él seguía mirándome serio.
-¿Que me miras? -le pregunté-
-Te encanta que anden detrás tuyo ¿no? -habló-
Reí.
-Es lo que provoco -aseguré-
-A los pelotudos -agregó-
Encarné una ceja y lo miré molesta.
-De seguro a vos también te provoco, y muchas cosas -dije soberbia-
-La verdad es que sí.. -lo miré sorprendida- me provocas muchísima pena
-concluyó-
-Sos un idiota -dije molesta-
-Ya lo sé nena -rio-
Su pesada risa me hacía odiarlo aún más. Él se comportaba tan indiferente
ante mí.
-¿Solucionaste tus problemas con tu novia? -le pregunté con un tono burlón-
-No te importa -volvió a lo suyo-
-La verdad es que no, pero quiero joderte -sonreí-
-No lo vas a lograr -me miró-
-¿Porque estás en este hotel? -le pregunté curiosa-
-Estoy laburando -respondió-
-¿Y porque te quedas acá? todo mi staff se queda en otro hotel! -exclamé-
-Porque yo no soy parte del staff, trabajo aparte. Yo me hago cargo de ellos
nada más -me explicó- no siempre laburo para vos bonita -y su sarcasmo se hizo
presente-
-Ah, ¿sos así como un productor? -le pregunté-
-Llámalo como quieras -aseguró-
Asentí y descansé un poco mis piernas. Apoye la cabeza en el asiento y
suspiré.
-¿Vas a estar en el concierto de hoy? -pregunté sin mirarlo-
-Si -respondió seco-
-¿Y vas a quedarte toda la semana también? -pregunté de la misma manera-
-No lo sé.
Levanté mi mirada y me encontré con sus ojos pegados en mi cuerpo, específicamente
mi culo.
Sonreí orgullosa de mí. Había logrado que al menos admire mi cuerpo. Él rápidamente
desvió su mirada y siguió con lo suyo al igual que yo.
No volvimos a hablar más. Pasamos por todas las máquinas y terminamos casi
al mismo tiempo. Le sonreí a Facundo y salí del gimnasio. Estaba muerta.
Me subí al ascensor y antes de que las puertas se cerraran, alguien puso su
mano. Las puertas volvieron a abrirse y Peter entró al ascensor.
-¿Me estás siguiendo? -le pregunté aguantando la risa-
-No -me miró- ¿porque tendría que hacerlo? -me preguntó sin interés-
-No sé, decímelo vos -sonreí-
-No, definitivamente no te estoy siguiendo -miro hacia el frente- solo voy a
mi habitación.
-¿Que piso? -le pregunté para marcar el número-
-Catorce.
Mi mirada se sorprendió y mi pulso inevitablemente se aceleró. Estábamos en
el mismo piso.
Marqué el número sin decirle nada, y así fue hasta que llegamos al catorce.
Ambos bajamos y él se sorprendió al verme ahí.
-¿Me estás siguiendo? -me preguntó burlón-
-Uf, si claro -rodeé mis ojos- te encantaría.
-No -se acercó un poco- a vos te encantaría.
Y mi piel inevitablemente vibro.
-Solo voy a mi habitación -lo imité-
-Ah, boee! ¿Somos compañeros de piso? -preguntó sorprendido-
-Por desgracia, si -contesté-
-Este es mi fin -acotó-
-Tu fin va a hacer cuando admitas que te agrado -lo miré- ¿o nunca lo vas a
aceptar?
Peter rio y se acercó un poco más a mi rostro. Me miro por algunos segundos
y habló.
-No me agradas.
Reí irónicamente y me alejé.
-Si claro -dije mientras caminaba a la puerta de mi habitación-
Abrí la puerta y lo miré.
-Cuando menos te lo imagines, vas a estar muerto por mí.
Aseguré y rápidamente entre a mi habitación. Ya lo tenía. Él iba a caer,
pronto.
-
Una hora más tarde estábamos saliendo hacia donde se iba a hacer el
concierto. Cerca de la playa. Miles de personas. Gritando por mí. Iba a hacer increíble.
-Te desapareciste -habló Eugenia mientras caminábamos hacia el escenario-
-No quería escuchar más a Max -musité-
-Está bastante loco.
-Me irrita -acoté- ¿qué dijo luego de que me fui? -le pregunté interesada-
-No mucho, ya sabes... Te puteo y luego me echo -contestó la rubia-
-Siempre igual -bufé-
Nos acercamos a la coreógrafa y mientras llegaban los sonidistas, la banda,
el staff, etc. Nos pusimos a repasar los bailes de cada canción.
Una hora después nos fuimos a los camarines a cambiarnos de ropa, peinarnos
y maquillarnos. Esta tarde-noche iba a ser divina.
Quince minutos para que el concierto empezara, y yo me encontré con Peter
justo afuera de mi camarín.
-¿Me venias a ver? -le pregunté-
Rio.
-No, estoy trabajando por si no lo habías notado -aseguró-
-Somos dos -sonreí-
-Suerte allá arriba -sonrió-
Y era la primera vez que me decía algo amable y me sonreía de esa manera.
-Gracias -lo miré sorprendida-
-Y rómpela allá, demostrale a todos que a pesar de lo insoportable que sos,
también sos talentosa -me dijo amable-
-Oh -sonreí- esto es raro ¿sabes? que vos me estés diciendo esto es raro
porque..
-No lo volveré a decir -me interrumpió- aprovecha el minuto de bondad que
tuve con vos y haceme caso.
Asentí y mis ojos se conectaron rápidamente con los suyos.
-Gracias -volví a repetir-
-También que agradezcas es raro ¿sabes? -se burló-
-Imbécil -reí-
Eugenia me llamó y luego de sonreírle por última vez, me fui con ella. Ya
quedaba poco. Hoy la iba a romper, Peter tenía razón. A pesar de ser un maldito
bipolar.
Continuara...
@Chilelater dudas, o cualquier cosita, AHI.