12 de octubre de 2013

What About Us.



Capitulo Treinta y Cinco.

-Vamos con los chicos –dije luego de separarme de él y agarrar su mano para caminar-
-¿Qué chicos? –me detuvo-
-Los chicos, mis amigos –sonreí-
Encarno una ceja y yo reí.
-Peter, te voy a presentar como un amigo más y listo –me acerqué a él- son buena onda, no te preocupes –murmuré-
-¿Me vas a dejar solo? –me preguntó-
-Ay no tonto, voy a estar ahí siempre –reí- encima ni te vas a acordar de mí, vas a pegar onda con todos –aseguré-
-¿Y qué sabes vos si soy un antisocial? –me cuestionó riendo-
-Imposible! –Reí- así que déjate de joder y acompáñame.
Iba a caminar pero él nuevamente me detuvo. Se acercó a mi boca y me plantó un corto besó.
Sonreí cuando me aleje y empecé a caminar. Él venía detrás de mí mientras la gente me miraba, saludé a algunos que conocía hasta que al fin llegue a mi grupo. Estaban todos riendo y boludeando. La electrónica sonaba fuerte y la locura comenzaba a crecer.

-Volviste enana –gritó Fede-
Y toda la atención del grupo se posó en mí. Les sonreí y le hice una mueca a Fede para que viera a Peter. Él entendió de inmediato y lo miró de pies a cabeza, finalizo con una gran sonrisa.
-Y acompañada –movió sus cejas-
-Si –sonreí-  Peter un amigo –casi grité para que todos escucharan-
Lo señale y Peter saludo a todos de la mano y a las chicas que estaban ahí con un beso en la mejilla. Eugenia se acercó de inmediato.
-Que bombón –susurró-
Reí y rodee los ojos.
-¿Cuándo pensabas decirme que estabas saliendo con ese chico? –me preguntó-
-Nunca porque no estoy saliendo con él –respondí-
-¿No? –Encarnó una ceja-
-No.
-Pero no me vas a negar que ya te lo comiste –rio-
Reí y ella solo grito.
-Estas comiendo bien eh –bromeó-
-Siempre amiga –le guiñe un ojo-
Peter volvió a mi lado con trago en su mano. Le sonreí y Eugenia desapareció de nuestro lado.
Me acerqué a su oído con un poco de dificultad por la diferencia de estatura y le hablé.
-Viste que no son tan malos mis amigos como pensabas.
-Nunca dije que fueran malos –dijo mientras corría su rostro hacia mi oreja-
-Pero lo pensaste, yo lo sé –sonreí-
-No sé, pensaba que eran unos creídos y todas esas cosas… igual a vos como cuando te conocí –aseguró-
-Pero yo soy la más tierna del mundo! –me quejé-
-Claro –revolvió sus ojos mientras reía-
-¿Me he portado alguna vez mal con vos? –le pregunté riendo-
-Ahora no pero antes… uff!
-Tampoco era tan mala –hice un puchero-
-Mala no, creída sí.
-¿Yo creída? –pregunté riendo-
-Vos sos Lali Esposito boluda! Es obvio que tenes que ser creída! –exclamó con una voz chillona-
-Ay nooo –reí- no hablo así.
-Pero parecido si –reímos-
  
La música había subido su volumen. Eugenia me agarro de la mano y me llevo a bailar descontroladamente. Amaba moverme junto a mi mejor amiga, amaba que nos miraran todos, que fuéramos el centro de atención y justo en este momento estábamos cumpliendo nuestro objetivo.
Miré hacia donde estaba Peter y el grupo y lo vi charlando y riendo con los demás hombres. Sonreí satisfecha y seguí en lo mío.

Unas grandes manos aparecieron en mi cintura. Me sorprendí y volteé rápidamente para saber quién era el dueño de aquellas manos.
-Marcos –exclamé-
Me sonrió tan galán como siempre y se acercó a mi rostro, besó la comisura de mis labios y se alejó sin quitar sus manos de mi cintura.
Marcos era un modelo, alto, musculoso y varonil. Había aparecido en el último video que había grabado y desde ese momento que siempre charlamos, habíamos pegado muy buena onda y chapamos una vez pero nada más. Él se fue de gira por Latinoamérica para fotografiarse en distintas marcas y había alcanzado cierto prestigio y popularidad.
 -Pensé que aun estabas de gira –le hablé en su oído-
-Llegue hace una semana –sonrió-
-¿Y cómo te fue? –le pregunté sonriendo-
-Mejor que a vos lo dudo –respondió-
-Yo creo que sí, ahora sos todo un galán eh –reí- todas te quieren!
Marcos rio y negó a la vez. Se apegó más a mí y se acercó a mi cuello.
-Vos siempre vas a ser la favorita –susurró-
Dejo unos cálidos besos en mi cuello que disfrute con deseo.
-Mmm…

Sentí que beso mi mejilla y se estaba acercando peligrosamente a mi boca. Reaccioné y me acorde que Peter estaba justo al frente mío. No podía ser tan forra y chaparme a Marcos justo a frente de él.
-Marcos –me alejé un poco-
-¿Qué pasa linda? –preguntó desentendido-
-Están todos viéndonos –dije complicada-
-¿Y desde cuando eso para vos es un problema? –preguntó riendo-
-Es que están mis amigos y…
-¿Queres ir a otro lado? –me propuso sin dejarme terminar-
Y este chico era tan caliente que quemaba. Si no hubiera estado Peter acá, seguramente hubiera aceptado.
Marcos sonrió y se acercó nuevamente a mi boca. Me pillo desprevenida cuando sentí el roce de sus labios con los míos. Corrí mi rostro y bufó.
-No te estoy entiendo Lali –musitó-
-Yo tampoco…
Lo miré a los ojos y traté de buscar esa mirada que encontraba solo en Peter. Claramente no la encontré.
-Creo que voy a volver con mis amigos –hablé-
-¿Te pasa algo? –Me preguntó interesado-
-No –negué-
Puse mis manos arriba de las suyas que estaban en mi cintura. Se las saque de mi cuerpo y le sonreí mientras me alejaba de él.
-Nos vemos luego.
Y giré para encontrarme con una fría y dura mirada de Peter.

Cuenta Peter.

Y ahora ella estaba acá, mirándome como si no hubiera pasado nada.
Había estado muy cariñosa con un pelotudo justo en frente de mí, lo había besado y luego vuelve acá como si nada. ¿Iba a tener que soportar esto cada vez que saliéramos a una fiesta de sus amigos? ¿Qué se supone que debería hacer? ¿Reclamarle? ¿Celarla? ¿Molestarme?.
No éramos nada pero estaba molesto. No me gustaba compartir a mi chica y ella lo tenía que saber. Habíamos pasado hace tan solo horas momentos de tanta ternura, hasta creí que en algún momento ella estaba empezando a experimentar sentimientos de amor hacía mi pero claramente me había equivocado. Era probable que ella nunca se enamorara de alguien, aunque lo intentará.

Se acercó hasta mí con un trago en la mano y me sonrió con algo de nervios en su mirada. No le devolví el gesto con la intención de preocuparla, necesitaba saber si al menos le importaba que estuviera frente a ella mientras coqueteaba con ese imbécil.
Me acerqué a su oído y le hablé.
 -Que loco ¿no? en algún momento creí que te importaba.
Y su rostro se tensó. Sus ojos viajaron hacia mi rostro y su mirada se cruzó con la mía.
Camine sin decirle algo más. Estaba decidido a irme y dejarla acá para que siguiera con su coqueteo libremente. No iba a ser parte de esto. Estaba empezando a sentir cosas por ella y no quería que me afectara verla con otro.
Salí de la fiesta y afuera aún estaban los paparazis a pesar de que eran casi las 3 de la mañana. Estaba a punto de subirme al auto cuando escuchó los tacones de alguien que se acercaba corriendo hacia mí.
Volteé y vi a Lali que venía en mi dirección.

-Me importas –aseguró-
La miré sorprendido y ella apretó sus labios sin dejar de mirarme.
-No parecía que te importaba cuando estabas con ese idiota justo al frente de mí.
Afirmé con un tono de voz grave.
-No quise hacerlo Peter, él se acercó de repente y yo…
-Vos no te quejaste –la interrumpí-
-Me aleje ¿acaso no viste?
-Vi perfectamente cómo te besaba en el cuello y vos disfrutabas –aseguré-
-No disfrute! –exclamó-
-¿No?
-No Peter! Solo me aleje, porque sabía que estabas acá y aunque no sé de qué se trata esto que tenemos creo que no sería lindo chaparme a alguien adelante tuyo.
-A mí me da igual.
-No me jodas, sé que no te da igual.
Suspiré pesadamente y mi mirada se profundizó. Obviamente me importaba.
-No te entiendo –musité-
-¿Qué no entendes? –me pregunto desentendida-
-A veces parece como si te interesara y otras como si te molestara –expliqué-
-No me molestas –aseguró-
-¿Entonces?
-No sé –se hundió de hombros- creo que no deberías esperar mucho de mí, ni preocuparte por entenderme porque cuando menos lo esperes te voy a lastimar –dijo ella.
Y su voz había sonado tan fría, tan indecisa y tan rara. Me miró fijamente hasta que yo desvié la mirada.
Ella acercó su mano hacía la mía y la acarició suavemente.
-No sé cómo llevar esto realmente –aseguró-
Levanté mi mirada y me fije en sus ojos.
-Me gusta estar con vos, la paso bien –sonrió- me siento libre, siento como si te conociera desde siempre, como si nos estuviéramos reencontrando de alguna otra vida.
Aseguró y fue inevitable no regalarle una sonrisa. Ella estaba siendo sincera.
-Y.. Me da miedo –mordió su labio inferior-
-¿Qué te da miedo? –Le pregunté interesado-
-No sé… bueno si sé –suspiró- me da miedo que te conviertas en mi felicidad, que te necesite cuando no estés conmigo… tengo miedo de acostumbrarme a tu presencia y el no poder acostumbrarme a tu ausencia –mordió su labio inferior nuevamente-
Le sonreí y sin pensarlo, tire de su brazo para atraerla a mí y abrazarla. Acaricié su cabello y ella enredo sus brazos en mi cintura, apoyando su cabeza en mi pecho.

Y abrazarla era estar en cielo. Sentir su cuerpo apegado al mío, era quererla para siempre junto a mí. Ella tenía algo que me descontrolaba, me gustaba y hacía querer pensarla más allá del presente.
Ella no era como las otras. Era especial, casi única, no había conocido a ninguna otra como ella y eso era lo que me interesaba. Un día ella estaba feliz, luego triste, confundida, destruida, enojada o perdida.
No la conocía tan bien pero lo poco que conocía de ella, me gustaba y no quería dejarla ir.

Estuvimos un rato más abrazados hasta que entramos al auto. No encendí el motor, sino que me quede mirándola. Ella lo notó y sonrió tan linda como ella sola.
-No sé exactamente qué quiero de vos –hablé- pero existe algo que es imposible no ver, algo que me hace querer compartir sólo con vos a cada instante –aseguré-
Ella simplemente se acercó un poco más a mí y antes de chocar su frente con la mía, me miró fijamente a los ojos y susurró.
-Nunca antes había conocido a alguien que pensara que yo era suficiente ¿sabes? –Sonrió- hasta que bueno, te conocí a vos y creí que podía ser buena para alguien.

No dije nada y acaricié sus mejillas con mis dos manos. Le sonreí e hice que nuestras frentes chocaran. Ella rio suavemente y luego murmuró.
-Enserio te quiero, y no sé qué es lo que me pasa últimamente que no te puedo sacar de mi cabeza –rio- pero debe ser algo bueno ¿no?
-Es bueno –sonreí- porque a mí me pasa lo mismo.
-¿Vos pensas que es el momento indicado? –me preguntó-
Negué.
-La vida es demasiado corta para andar esperando el momento indicado ¿sabes? –Ella asintió- es mejor dejar que todo suceda y listo.
-Entonces, tengo la esperanza que podemos suceder.
-Ya estamos sucediendo Lali…

Y mi boca atrapó la suya como si fuera una necesidad para vivir. Y últimamente estaba siendo algo parecido.

Continuara…

Lindas, les dejo capitulo. Un besooooooooo grande. Las quiero y GRACIAS por estar conmigo!!!
@Chilelaliter