Capitulo Veintiséis.
Cuenta Lali.
Estaba a punto de salir de
casa cuando mi celular sonó. Contesté sin mirar quien era, estaba algo
retrasada. Tenía una cita o algo parecido con un chico de la tele, mucha facha
y muy deseable.
-Hola.
Su voz resonó a través de
mi teléfono. Me sorprendí a reconocer de inmediato de quien se trataba. Era
Peter.
-Peter –exclamé sorprendida-
-Si, soy yo –dijo un poco
nervioso-
-¿Qué… que pasó? ¿Por qué me
llamas? –le pregunté confundida-
-¿Estás ocupada? –preguntó-
-Ehh.. Estaba por salir a
comer pero… ¿necesitas algo?
-Algo así –respondió-
-Decime.
-¿Nos podemos ver? –preguntó
nervioso-
Me sorprendí de la manera
en la que me lo pidió. Reí de inmediato, pensando que me estaba jodiendo.
-¿Cuándo? –pregunté-
-Ahora –contestó sin burlarse,
ni nada parecido-
-¿Ahora? –cuestioné sorprendida-
-Pero si no podes, no
importa porque..
-Si –lo interrumpí- si
puedo –sonreí- pero… ¿te paso algo o qué onda?
-Luego hablamos, dame tu
dirección, voy a tu casa –dijo rápido-
Le di mi dirección
totalmente desentendida y luego cortó. Quede casi inmóvil y confundida por la
repentina actitud de Peter. Algo le había pasado claramente y necesitaba
escapar o estar con alguien.
Mordí mi labio inferior y
sonreí por dentro al saber que él había pensado en mí en este momento y que en
minutos más, nos íbamos a volver a ver.
Miré la hora y quedaba
media hora para mí “cita”. No le tome importancia y simplemente lo deje pasar,
no iba a ir.
El timbre sonó, el
conserje me preguntó si conocía al hombre que estaba abajo, obviamente dije que
sí y en minutos Peter ya estaba bajando del ascensor mientras yo lo esperaba en
la puerta de mi departamento.
Cuando me vio, de
inmediato me regalo una sonrisa y yo se la devolví. Se veía tan deseable,
estaba muy bueno. Se acercó a mí y choco su cuerpo con la mío para besar mi
mejilla.
-Hola –susurró-
-Hola –le sonreí- pasa..
Ambos entramos a mi departamento.
Sus ojos miraron todo mi hogar.
-Siéntate –dije mientras
señalaba el sofá-
Él se sentó y luego dejo
su bolso en el suelo. Suspiró y yo me acerqué.
-¿Queres algo de tomar? –le
ofrecí-
-No.
-Ok.. –Apreté mis labios y
me senté a su lado- ¿Qué pasa? –le pregunté-
-Nada importante.
-No te creo –lo miré-
Su mirada se cruzó con la
mía y casi exploto todo. Sentía que me iba a comer justo en ese instante por la
forma en la que me miraba. Observé su lunar y luego volví a sus ojos. Sentí que
su mano rozo la mía y mi cuerpo vibró.
-¿No vas a decir nada? –le
pregunté-
Él negó.
-¿Entonces? –cuestioné-
-Nada –sonrió-
-Tonto –reí- ¿Por qué estás
acá?
-¿No puedo estar acá?
-¿Por qué me llamaste? –Pregunté
interesada-
-Porque quería verte –respondió-
Y sonreí tan estúpidamente
como si con cada palabra me estuviera enamorando.
Su mano apretó la mía y
miré su boca.
-Estás linda –habló-
-Vos también –mire sus
ojos-
-¿Ibas a salir? –Preguntó
y yo asentí- ¿A dónde ibas?
-Nada importante –reí-
-Estás muy arreglada, si
era importante –aseguró-
-No mucho la verdad, era
un almuerzo con un amigo o algo así –rodeé mis ojos- nada importante –repetí-
-¿Y te quedaste acá por mí?
–Preguntó con cierto egocentrismo en su voz-
-No –reí- me quede porque…
-desvié la mirada- no sé, pensé que me necesitabas y.. –lo miré-
-No sé si necesitaba
justamente a vos pero… creo que me podes ayudar.
-¿A qué? –pregunté-
Él se acercó
peligrosamente a mi boca. Su cuerpo se pegó al mío y su mano se puso en mi
cintura.
-Hey –susurré-
-Hey –me imitó-
Reímos cortamente y su boca
se acercó a mi cuello. Comenzó a besarlo suavemente mientras yo disfrutaba.
-¿A que queres que te
ayude? –volví a preguntar-
Su boca subió lentamente
hasta quedar en la comisura de mis labios. Me besó justo ahí y luego se alejó
tan solo unos centímetros. Miro mis ojos fijamente y murmuró.
-A escapar de la realidad.
Y entonces mi sonrisa se expandió
por mi rostro.
Se acercó a mi boca y la
deseó. Yo deseé la de él y reímos por ese maldito jueguito que hacía que la
temperatura subiera.
Él puso
las manos en mi rostro y sus labios chocaron con los míos, me empezó a besar
tan diferente a los otras veces que me hacía querer que no separa nunca sus labios
de los míos. Al principio lo hizo con dulzura, me los rozaba más que los
besaba. Sabía que lo hacía a propósito para provocarme pero eso me volvía loca.
Era increíble como él me podía poner con tan solo una caricia.
Y no sabía lo que era esto, lo que éramos
nosotros. No sabía que estaba sintiendo. Quizá no era amor, tal vez era esa
pequeña necesidad de sentir algo diferente. Algo que marcara mi vida por un
momento.
Continuara…
Ahí estan los dos que faltaban, anoche me quede sin internet. Estoy harta del servicio de esa compañia de mierda. Haber si el lunes me cambio. Por el momento espero que les guste, tal vez mas tarde suba otro pero no sé aun. Estoy enfiestada toda la semana porque Chile esta de fiesta jajajajja, asi que eso... las quiero, gracias por leer divinas, chau.
@Chilelaliter