26 de agosto de 2013

What About Us.


Capitulo Trece.

Cuenta Lali.

Después de una relajante y necesaria ducha, me puse mi bikini de leopardo, unos cortísimos short de jeans, y mis infaltables tacos. Me hice las pestañas y puse un poco de rubor en mis mejillas. Delinee mis labios con un labial rojo pasión, y busque lo necesario para llevar a la alberca. 
Hoy era día totalmente libre y hacía muchísimo calor. Con Eugenia habíamos acordado vía texto, ir a alberca para disfrutar de la tarde, y luego, quien sabe dónde terminaríamos.
Tome mi celular y me saque una foto en el espejo de cuerpo entero, para luego subirla a twitter.
"Día libre!! A disfrutar de este maravilloso clima en Punta!.. ¿Qué tal me veo?"
Y miles de respuestas, retuiteos, y favoritos llegaron a mi cuenta. Me encantaba la atención que todo el mundo ponía sobre mí. Definitivamente la fama había sido hecha para mí.

Salí de mi habitación y camine hasta el ascensor mientras miraba mi celular. Las puertas no tardaron en abrirse y entre en el reducido cubo metálico. Max también se encontraba ahí.
-Buenos días -habló-
Le sonreí y guarde mi celular.
-Hola -respondí-
El rio y luego me observó detenidamente por unos incomodos segundos.
-¿Qué? -le pregunté alarmada y él rio- ¿porque me miras así? ¿Tengo algo en la cara? -pregunté perseguida y busque en mi bolso un espejito- 
-No -rio- no tenes nada, simplemente te veo y no lo creo -habló-
-¿Eh? -lo miré desentendida- ¿que no crees? 
-Lo que hiciste anoche -respondió mientras reía-
¿QUEEEEEEEEEEEEEEE? ¿A caso él sabía lo que realmente había echo anoche? ¿Max sabía que me acosté con uno de sus colegas? ¿Esto era una especie de trampa o algo parecido? ¿Porque mierda me estaba diciendo eso?
Los nervios aparecieron en mí, no podía ser cierto, él no podía saber qué fue lo que hice anoche. 
Lo miré ocultando mi preocupación y sonreí falsa. 
-¿Y qué es lo que hice anoche, según vos? -le pregunté un poco seria, tratando de no mostrar mi preocupación-
-Te portaste bien, te devolviste temprano al hotel, no te emborrachaste, ni trajiste a algún chico -sonrió- estoy orgulloso de vos, pudiste cumplir lo que intentaste prometer.
Suspiré totalmente aliviada por lo que había acabado de decir. Ósea, que él pensaba que me había portado bien, pensaba que me había propuesto cumplir su maldita petición... Claramente, no tenía ni una puta idea de que fue lo que realmente hice anoche, y no iba a hacer jamás.
-¿Viste que a veces si soy generosa? -bromeé-
-Y te juro que me sorprendes esas poquísimas veces -aseguró-
Reímos y el ascensor se detuvo. Abrió sus puertas en el piso en el cual estaba la alberca.

Al llegar de inmediato encontré a Eugenia. Imposible no darme cuenta donde estaba, si tenía puesto un llamativo bikini rosado, y su cabello era más rubio que el oro. La mayoría de las miradas se posaron en mí, Euge agito su mano y camine hasta ella.
-Al fin llegas! -exclamó mientras tomaba un poco de su vaso-
-¿Qué es? -le pregunté, señalando el vaso-
-Caipiriña -respondió mientras dejaba el vaso en la mesita de su lado- 
Acomodé las cosas en la reposera que estaba a su lado, me saque los short y me senté. Saque mi bronceador, y lo fui esparciendo lentamente por mis piernas, bajo la atenta mirada de los hombres que estaban a mí al rededor.
-¿Qué onda anoche? -preguntó Eugenia-
La miré y reí.
-Lo mismo de siempre -contesté-
-¿Cómo? -preguntó desentendida- Max me dijo que no trajiste a nadie al hotel.
-Algo así -reí- ¿Y vos? -moví mis cejas-
Eugenia rio totalmente feliz.
-Lo pase bien, ya sabes, a mi estilo -aseguró-
-¿Dónde tuviste sexo esta vez? -le pregunté riendo-
-En la playa -rio-
-Wow! sos tan loca -exclamé riendo-
-Y te encanto baby -me guiño un ojo-
-Absolutamente mi amor -le tiré un beso-
Y las dos nos cagamos de risa. Amábamos tratarnos como si estuviésemos enamoradas, incluso la prensa nos involucró sentimentalmente en varias ocasiones, y hasta el día de hoy piensan que somos lesbianas y que lo tapamos con el descontrol. Y a nosotras, nos encantaba dejar ese misterio.

Cuenta Peter.

Me había despertado con un dolor de cabeza insoportable, y a eso le sumaba el texto que me había llegado hace algunos minutos.
"Te extraño..."
Natalia y su maldita forma de hacerme sentir culpable en cada situación, en cada pelea, en cada momento. No se lo respondí, había sido claro con ella cuando le dije que no me esperara hasta la vuelta porque quizás no quería verla, pero ella y yo sabíamos perfectamente que eso no iba a hacer así. 
Este día iba a ser horrible. Lo presentía, y no quería hacer absolutamente nada.
Tome las cosas necesarias para bajar a la pileta un rato, y luego salí de mi habitación.
Al llegar a la alberca me encontré con varias personas del staff. Me puse junto a ellos y luego observé a la gente que estaba allí. 
Fue casi imposible no reconocer aquel perfecto cuerpo que estaba a la vista de todos. La observé sin disimulo alguno. Su pequeña tanga hacía que resaltara su redondo culo, sus tetas quedaban tan apretadas con aquel bikini y su cuerpo tonificado hacía que mi mente rápidamente recordará la noche de ayer. Como su cuerpo se tensaba a la perfección con el mío. Aquellos movimientos, y esa puta forma tan sexy de gemir a mi oído. 
Esa mujer iba a lograr que saliera corriendo a mi habitación para ocultar mi erección.

Cuenta Lali.

Y ahí estaba él. En la alberca, a metros míos, riendo, jodiendo, tomando cerveza y con su perfecto cuerpo al aire libre.
Mordí débilmente mi labio inferior, necesitaba dejar de mirarlo o toda la gente se iba a dar cuenta que lo estaba deseando justo en este preciso momento. Suspiré y me puse los lentes de sol. Me estiré en la reposera, y tome mi celular. Abrí twitter y revise algunos comentarios. Hasta que me di cuenta que Sabrina, había subido dos fotos a su twitter.
La primera era de la mesa llena de alcohol y decía "Asi se trabaja hoy" y la segunda, estaban tres hombres y ella en la foto, incluido Peter. "Disfrutando con estos bombones".
Y Sabrina estaba sentada en las piernas de Peter. Levante mis cejas y mi vista corrió hacia el grupo ese. Y aún seguían igual, jodiendo.

-Creo que hay que llamar a seguridad, esos de allá están ebrios -le dije a mi amiga con una amargura tremenda-
-Están disfrutando La, aparte son los de nuestro staff -dijo mientras miraba al grupo, entre ellos el rubio con el que estuvo anoche-
-Pero míralos! -los apunté- están interrumpiendo mi único momento de paz en el día! -exclamé molesta-
Eugenia rio y negó.
-Amiga, nosotras tenemos como relajarnos y ellos simplemente, tienen esto -dijo con soberbia- ósea, nosotras podemos ir a un spa todos los días mientras que ellos solamente tienen en estas ocasiones un relajo de verdad -explicó-
-Tenes razón -bufé- pero es que... ahhhh! -exclamé molesta- 
-¿Te pasa algo más a vos acaso? -preguntó riendo-
-No -la miré- ¿que más me va a pasar aparte de no soportar a todos esos muertos de hambre? 
-No sé -volvió a reír- pareces molesta.
-Molesta de tener que soportar tanta grasa junta y además en mi día libre! -exclamé irritada-
-Te compadezco mi vida -tomo mi mano- pero trata de no mirarlos y concéntrate en el bronceado perfecto -me guiño un ojo-
Le sonreí y luego volví a mi celular. Fue inevitable no pinchar el enlace del twitter de Peter, el cual aparecía en la foto. Tenía bastante seguidores y salía de lo más caño en su avatar.
Baje un poco y me llamo la atención su ultimo tweet, publicado hace menos de dos horas.
"Estoy entre lo que soy y lo que vos quisieras"
Trague saliva, y me pregunté. ¿Para quién iba dirigido su tweet?
Subí un poco y apreté el botón "seguir”. No sé porque lo hice pero quería tenerlo en mi inicio.

Los minutos pasaron, y deje mi celular a un lado. Un grupo de chicos se nos acercó y nos pidieron fotos. Nos sacamos algunas y luego se quedaron charlando por algunos minutos con nosotras. 
Volví a mi reposera, pero esta vez me puse boca abajo dejando a la mirada de todos, mi culo.
Tome mi celular y lo revisé. Peter me había seguido de vuelta. Sonreí satisfecha y luego publique un tweet.
"Ni en mi día de descanso, puedo relajarme!! Callen a esos idiotas porfavooor!!"
Y de inmediato me llegaron miles de respuestas, y una la cual me llamo la atención.
"Amargada"
¿Y de quien más podía ser? solo de él, de Peter. Di una pequeña risa y le contesté.
"¿Me traes una caipiriña please?"
 Y él de inmediato me contestó.
"Excuse me?"
Volví a reír y entonces, mi mirada se dirigió hasta su grupo, específicamente hasta él. Moví mis ojos y luego le guiñe un ojo.
"Sorry, te confundí con un mesero" Le respondí con maldad. Sabía que eso lo iba a molestar.
"Y yo te confundí con una ramera"
Y eso hizo que mi sangre hirviera de rabia. Me levanté molesta, y guarde todas mis cosas.
-Me voy -le dije a Euge-
-¿Eh? ¿Porque? -preguntó sorprendida-
-Porque si.
Y camine con odio, con rabia, con ganas de matarlo, y con... algo de pena. 
No volví a mirarlo, él no se merecía que alguien como yo le estuviera hablando y siguiendo su maldito juego. Ahora sí que esto iba a terminar. Yo iba a ser la hija de puta más grande con él, porque al parecer eso era lo que él quería. Y lo había logrado. Me había cansado de que me tratara como cualquier cosa, como si fuese una puta. No iba a soportar que ese desgraciado se siguiera burlando de mí.

-Hey, hey, hey! 
Me llamo alguien mientras tomaba bruscamente mi brazo antes de entrar al ascensor. 
Volteé y lo vi a Peter quien estaba sonriéndome como un maldito idiota. Encarné una ceja y lo fulmine con la mirada, esperando a que dijera algo.
-¿Porque te fuiste así? -preguntó y a la misma vez rio burlón-
-Que te importa idiota -dije seria-
-Importa, porque te fuiste así luego de lo que te mande y..
-Ándate a la mierda -lo interrumpí-
Él me miro y volvió a reír con su maldita forma que me hacía querer estrangularlo.
-Solo si me acompañas me voy a la mierda. 
Aseguró, y sonrió, y provoco en mí una mezcla de sensaciones. Su puta sonrisa podría haber solucionado todo, pero no. Esta vez no iba a dejar que él me pasara a llevar.
-Es enserio pelotudo -solté mi brazo de su agarre- 
-Yo también hablo enserio -aseguró-
Y su maldita sonrisa burlona, no desaparecía de su rostro. Y yo, estaba empezando a sentirme mal. Me estaban dando ganas de llorar, de mandar todo a la mierda, de gritarle una y mil cosas. Pero no lo hice. Aguante y me subí al ascensor. Él lo dudo y se subió detrás de mí.
-¿Que queres de mí? -le pregunté tranquilamente-
-¿De ti? -preguntó en un tono irónico-
-Sí, de mi -afirmé- 
-Nada.
-¿Entonces porque me jodes tanto la vida? -le pregunté irritada y aguantado las ganas de llorar-
-No te jodo -aseguró-
-Si lo haces! -exclamé casi gritando- siempre lo haces!, Venís y me tratas mal, te reis de mí, jugas conmigo, y te haces el importante, el que no me da bola y luego te acostas conmigo -le grité en la cara- y después te vas como si me odiaras, y me seguís jodiendo, me tratas de puta y encima pretendes que yo te siga el juego, que yo aguante toda la mierda que me tiras! ¿Quién te crees que sos pibe?
Había explotado y se lo había dicho con toda la bronca que tenía acumulada.
Él me observo y luego rio, igual que siempre.
-¿A caso no te mereces que te trate así? -preguntó-
-No! 
-Yo opino que sí, yo sé que te gusta que te joda -dijo haciéndose el canchero-
-No se trata de eso imbécil! -le grité-

Las puertas se abrieron y yo salí apurada hasta mi habitación. Peter me siguió y espero a que siguiéramos con la exaltada charla.
Tome aire y trate de calmarme. Ahora las ganas que tenía de llorar eran aún más fuertes. Lo miré por algunos segundos y noté que su mirada había cambiado. Me estaba observando con algo de preocupación, dándose cuenta en que yo ya no estaba jugando.
-Todos opinan, todos critican, todos “saben" pero no se ponen en mi lugar, ni sienten lo que verdaderamente yo siento.
Dije con casi un hilo de voz. Sentía que en cualquier momento iba a explotar. Abrí la puerta de mi habitación y entre sin decirle nada más. Me apoye en la puerta y deje mi bolso caer. Baje mi cabeza y mis lágrimas cayeron.
Sentí unos golpes en mi puerta, y a continuación su voz.
-Lali yo..
-No hables más -hablé fuerte y evidenciando mi estado- y por favor, déjame en paz.

Y simplemente quería estar sola. Quería llorar, quería desahogarme como mejor sabía. Y sin nadie a mi lado. Sola, como siempre ha sido. Yo y mis lágrimas, yo y mi estúpido estado de sensibilidad, yo y mis ganas de salir corriendo de ahí. Yo y mi vida que estaba tan descontrolada. 
Me senté en el suelo y lloré. Puse mis manos en mi rostro y apreté mis ojos.
No sabía porque exactamente estaba llorando, pero quería hacerlo. Estaba estresada, cansada, y ahora era un cumulo de cosas que necesitaba descargar. Ahora era yo y mi estúpido estado bipolar y depresivo.
Nadie jamás se iba a imaginar la difícil vida que tenía, aunque no lo demostrara, yo era igual que todos, y siempre llegaba el momento en el cual colapsaba.

Continuara...


Disculpen la demora, pero es que me quede sin internet!!!.. Gracias por leer, son genias. Y cualquier duda o pregunta al ASK!! ahí respondo todo porque por acá no puedo!!!
http://ask.fm/Chilelaliter
@Chilelaliter