Capitulo Trece.
Cuenta
Lali.
Después
de una relajante y necesaria ducha, me puse mi bikini de leopardo, unos cortísimos
short de jeans, y mis infaltables tacos. Me hice las pestañas y puse un poco de
rubor en mis mejillas. Delinee mis labios con un labial rojo pasión, y busque
lo necesario para llevar a la alberca.
Hoy era
día totalmente libre y hacía muchísimo calor. Con Eugenia habíamos acordado vía
texto, ir a alberca para disfrutar de la tarde, y luego, quien sabe dónde terminaríamos.
Tome mi
celular y me saque una foto en el espejo de cuerpo entero, para luego subirla a
twitter.
"Día
libre!! A disfrutar de este maravilloso clima en Punta!.. ¿Qué tal me
veo?"
Y miles
de respuestas, retuiteos, y favoritos llegaron a mi cuenta. Me encantaba
la atención que todo el mundo ponía sobre mí. Definitivamente la fama había
sido hecha para mí.
Salí de
mi habitación y camine hasta el ascensor mientras miraba mi celular. Las
puertas no tardaron en abrirse y entre en el reducido cubo metálico. Max
también se encontraba ahí.
-Buenos
días -habló-
Le sonreí
y guarde mi celular.
-Hola
-respondí-
El rio y
luego me observó detenidamente por unos incomodos segundos.
-¿Qué?
-le pregunté alarmada y él rio- ¿porque me miras así? ¿Tengo algo en la cara?
-pregunté perseguida y busque en mi bolso un espejito-
-No -rio-
no tenes nada, simplemente te veo y no lo creo -habló-
-¿Eh? -lo
miré desentendida- ¿que no crees?
-Lo que
hiciste anoche -respondió mientras reía-
¿QUEEEEEEEEEEEEEEE?
¿A caso él sabía lo que realmente había echo anoche? ¿Max sabía que me acosté
con uno de sus colegas? ¿Esto era una especie de trampa o algo parecido?
¿Porque mierda me estaba diciendo eso?
Los
nervios aparecieron en mí, no podía ser cierto, él no podía saber qué fue lo
que hice anoche.
Lo miré
ocultando mi preocupación y sonreí falsa.
-¿Y qué
es lo que hice anoche, según vos? -le pregunté un poco seria, tratando de no
mostrar mi preocupación-
-Te
portaste bien, te devolviste temprano al hotel, no te emborrachaste, ni
trajiste a algún chico -sonrió- estoy orgulloso de vos, pudiste cumplir lo que
intentaste prometer.
Suspiré
totalmente aliviada por lo que había acabado de decir. Ósea, que él pensaba que
me había portado bien, pensaba que me había propuesto cumplir su maldita
petición... Claramente, no tenía ni una puta idea de que fue lo que realmente
hice anoche, y no iba a hacer jamás.
-¿Viste
que a veces si soy generosa? -bromeé-
-Y te
juro que me sorprendes esas poquísimas veces -aseguró-
Reímos y
el ascensor se detuvo. Abrió sus puertas en el piso en el cual estaba la
alberca.
Al llegar
de inmediato encontré a Eugenia. Imposible no darme cuenta donde estaba, si
tenía puesto un llamativo bikini rosado, y su cabello era más rubio que el oro.
La mayoría de las miradas se posaron en mí, Euge agito su mano y camine hasta
ella.
-Al fin
llegas! -exclamó mientras tomaba un poco de su vaso-
-¿Qué es?
-le pregunté, señalando el vaso-
-Caipiriña
-respondió mientras dejaba el vaso en la mesita de su lado-
Acomodé las
cosas en la reposera que estaba a su lado, me saque los short y me senté. Saque
mi bronceador, y lo fui esparciendo lentamente por mis piernas, bajo la atenta
mirada de los hombres que estaban a mí al rededor.
-¿Qué
onda anoche? -preguntó Eugenia-
La miré y
reí.
-Lo mismo
de siempre -contesté-
-¿Cómo?
-preguntó desentendida- Max me dijo que no trajiste a nadie al hotel.
-Algo así
-reí- ¿Y vos? -moví mis cejas-
Eugenia rio
totalmente feliz.
-Lo pase
bien, ya sabes, a mi estilo -aseguró-
-¿Dónde
tuviste sexo esta vez? -le pregunté riendo-
-En la
playa -rio-
-Wow! sos
tan loca -exclamé riendo-
-Y te
encanto baby -me guiño un ojo-
-Absolutamente
mi amor -le tiré un beso-
Y las dos
nos cagamos de risa. Amábamos tratarnos como si estuviésemos enamoradas, incluso
la prensa nos involucró sentimentalmente en varias ocasiones, y hasta el día de
hoy piensan que somos lesbianas y que lo tapamos con el descontrol. Y a
nosotras, nos encantaba dejar ese misterio.
Cuenta
Peter.
Me había
despertado con un dolor de cabeza insoportable, y a eso le sumaba el texto que
me había llegado hace algunos minutos.
"Te
extraño..."
Natalia y
su maldita forma de hacerme sentir culpable en cada situación, en cada pelea,
en cada momento. No se lo respondí, había sido claro con ella cuando le dije
que no me esperara hasta la vuelta porque quizás no quería verla, pero ella y
yo sabíamos perfectamente que eso no iba a hacer así.
Este día
iba a ser horrible. Lo presentía, y no quería hacer absolutamente nada.
Tome las
cosas necesarias para bajar a la pileta un rato, y luego salí de mi habitación.
Al llegar
a la alberca me encontré con varias personas del staff. Me puse junto a ellos y
luego observé a la gente que estaba allí.
Fue casi
imposible no reconocer aquel perfecto cuerpo que estaba a la vista de todos. La
observé sin disimulo alguno. Su pequeña tanga hacía que resaltara su redondo
culo, sus tetas quedaban tan apretadas con aquel bikini y su cuerpo tonificado
hacía que mi mente rápidamente recordará la noche de ayer. Como su cuerpo se
tensaba a la perfección con el mío. Aquellos movimientos, y esa puta forma tan
sexy de gemir a mi oído.
Esa mujer
iba a lograr que saliera corriendo a mi habitación para ocultar mi erección.
Cuenta
Lali.
Y ahí
estaba él. En la alberca, a metros míos, riendo, jodiendo, tomando cerveza y
con su perfecto cuerpo al aire libre.
Mordí débilmente
mi labio inferior, necesitaba dejar de mirarlo o toda la gente se iba a dar
cuenta que lo estaba deseando justo en este preciso momento. Suspiré y me puse
los lentes de sol. Me estiré en la reposera, y tome mi celular. Abrí twitter y
revise algunos comentarios. Hasta que me di cuenta que Sabrina, había subido
dos fotos a su twitter.
La
primera era de la mesa llena de alcohol y decía "Asi se trabaja
hoy" y la segunda, estaban tres hombres y ella en la foto, incluido
Peter. "Disfrutando con estos bombones".
Y Sabrina
estaba sentada en las piernas de Peter. Levante mis cejas y mi vista corrió
hacia el grupo ese. Y aún seguían igual, jodiendo.
-Creo que
hay que llamar a seguridad, esos de allá están ebrios -le dije a mi amiga con
una amargura tremenda-
-Están
disfrutando La, aparte son los de nuestro staff -dijo mientras miraba al grupo,
entre ellos el rubio con el que estuvo anoche-
-Pero míralos!
-los apunté- están interrumpiendo mi único momento de paz en el día! -exclamé
molesta-
Eugenia
rio y negó.
-Amiga,
nosotras tenemos como relajarnos y ellos simplemente, tienen esto -dijo con soberbia-
ósea, nosotras podemos ir a un spa todos los días mientras que ellos solamente
tienen en estas ocasiones un relajo de verdad -explicó-
-Tenes
razón -bufé- pero es que... ahhhh! -exclamé molesta-
-¿Te pasa
algo más a vos acaso? -preguntó riendo-
-No -la
miré- ¿que más me va a pasar aparte de no soportar a todos esos muertos de
hambre?
-No sé -volvió
a reír- pareces molesta.
-Molesta
de tener que soportar tanta grasa junta y además en mi día libre! -exclamé
irritada-
-Te
compadezco mi vida -tomo mi mano- pero trata de no mirarlos y concéntrate en el
bronceado perfecto -me guiño un ojo-
Le sonreí
y luego volví a mi celular. Fue inevitable no pinchar el enlace del twitter de
Peter, el cual aparecía en la foto. Tenía bastante seguidores y salía de lo más
caño en su avatar.
Baje un
poco y me llamo la atención su ultimo tweet, publicado hace menos de dos horas.
"Estoy
entre lo que soy y lo que vos quisieras"
Trague
saliva, y me pregunté. ¿Para quién iba dirigido su tweet?
Subí un
poco y apreté el botón "seguir”. No sé porque lo hice pero quería tenerlo
en mi inicio.
Los
minutos pasaron, y deje mi celular a un lado. Un grupo de chicos se nos acercó
y nos pidieron fotos. Nos sacamos algunas y luego se quedaron charlando por
algunos minutos con nosotras.
Volví a
mi reposera, pero esta vez me puse boca abajo dejando a la mirada de todos, mi
culo.
Tome mi
celular y lo revisé. Peter me había seguido de vuelta. Sonreí satisfecha y
luego publique un tweet.
"Ni
en mi día de descanso, puedo relajarme!! Callen a esos idiotas
porfavooor!!"
Y de
inmediato me llegaron miles de respuestas, y una la cual me llamo la atención.
"Amargada"
¿Y de
quien más podía ser? solo de él, de Peter. Di una pequeña risa y le contesté.
"¿Me
traes una caipiriña please?"
Y él de inmediato me contestó.
"Excuse
me?"
Volví a reír
y entonces, mi mirada se dirigió hasta su grupo, específicamente hasta él. Moví
mis ojos y luego le guiñe un ojo.
"Sorry,
te confundí con un mesero" Le respondí con maldad. Sabía que eso lo iba a
molestar.
"Y
yo te confundí con una ramera"
Y eso
hizo que mi sangre hirviera de rabia. Me levanté molesta, y guarde todas mis
cosas.
-Me voy
-le dije a Euge-
-¿Eh?
¿Porque? -preguntó sorprendida-
-Porque
si.
Y camine
con odio, con rabia, con ganas de matarlo, y con... algo de pena.
No volví
a mirarlo, él no se merecía que alguien como yo le estuviera hablando y
siguiendo su maldito juego. Ahora sí que esto iba a terminar. Yo iba a ser la
hija de puta más grande con él, porque al parecer eso era lo que él quería. Y
lo había logrado. Me había cansado de que me tratara como cualquier cosa, como
si fuese una puta. No iba a soportar que ese desgraciado se siguiera burlando
de mí.
-Hey,
hey, hey!
Me llamo
alguien mientras tomaba bruscamente mi brazo antes de entrar al ascensor.
Volteé y
lo vi a Peter quien estaba sonriéndome como un maldito idiota. Encarné una ceja
y lo fulmine con la mirada, esperando a que dijera algo.
-¿Porque
te fuiste así? -preguntó y a la misma vez rio burlón-
-Que te
importa idiota -dije seria-
-Importa,
porque te fuiste así luego de lo que te mande y..
-Ándate a
la mierda -lo interrumpí-
Él me
miro y volvió a reír con su maldita forma que me hacía querer estrangularlo.
-Solo si
me acompañas me voy a la mierda.
Aseguró,
y sonrió, y provoco en mí una mezcla de sensaciones. Su puta sonrisa podría
haber solucionado todo, pero no. Esta vez no iba a dejar que él me pasara a
llevar.
-Es
enserio pelotudo -solté mi brazo de su agarre-
-Yo
también hablo enserio -aseguró-
Y su
maldita sonrisa burlona, no desaparecía de su rostro. Y yo, estaba empezando a
sentirme mal. Me estaban dando ganas de llorar, de mandar todo a la mierda, de
gritarle una y mil cosas. Pero no lo hice. Aguante y me subí al ascensor. Él lo
dudo y se subió detrás de mí.
-¿Que
queres de mí? -le pregunté tranquilamente-
-¿De ti?
-preguntó en un tono irónico-
-Sí, de
mi -afirmé-
-Nada.
-¿Entonces
porque me jodes tanto la vida? -le pregunté irritada y aguantado las ganas de
llorar-
-No te
jodo -aseguró-
-Si lo
haces! -exclamé casi gritando- siempre lo haces!, Venís y me tratas mal, te
reis de mí, jugas conmigo, y te haces el importante, el que no me da bola y
luego te acostas conmigo -le grité en la cara- y después te vas como si me
odiaras, y me seguís jodiendo, me tratas de puta y encima pretendes que yo te
siga el juego, que yo aguante toda la mierda que me tiras! ¿Quién te crees que
sos pibe?
Había
explotado y se lo había dicho con toda la bronca que tenía acumulada.
Él me
observo y luego rio, igual que siempre.
-¿A caso
no te mereces que te trate así? -preguntó-
-No!
-Yo opino
que sí, yo sé que te gusta que te joda -dijo haciéndose el canchero-
-No se
trata de eso imbécil! -le grité-
Las
puertas se abrieron y yo salí apurada hasta mi habitación. Peter me siguió y
espero a que siguiéramos con la exaltada charla.
Tome aire
y trate de calmarme. Ahora las ganas que tenía de llorar eran aún más fuertes.
Lo miré por algunos segundos y noté que su mirada había cambiado. Me estaba
observando con algo de preocupación, dándose cuenta en que yo ya no estaba
jugando.
-Todos opinan,
todos critican, todos “saben" pero no se ponen en mi lugar, ni sienten lo
que verdaderamente yo siento.
Dije con
casi un hilo de voz. Sentía que en cualquier momento iba a explotar. Abrí la
puerta de mi habitación y entre sin decirle nada más. Me apoye en la puerta y
deje mi bolso caer. Baje mi cabeza y mis lágrimas cayeron.
Sentí
unos golpes en mi puerta, y a continuación su voz.
-Lali
yo..
-No
hables más -hablé fuerte y evidenciando mi estado- y por favor, déjame en paz.
Y
simplemente quería estar sola. Quería llorar, quería desahogarme como mejor
sabía. Y sin nadie a mi lado. Sola, como siempre ha sido. Yo y mis lágrimas, yo
y mi estúpido estado de sensibilidad, yo y mis ganas de salir corriendo de ahí.
Yo y mi vida que estaba tan descontrolada.
Me senté
en el suelo y lloré. Puse mis manos en mi rostro y apreté mis ojos.
No sabía
porque exactamente estaba llorando, pero quería hacerlo. Estaba estresada,
cansada, y ahora era un cumulo de cosas que necesitaba descargar. Ahora era yo
y mi estúpido estado bipolar y depresivo.
Nadie
jamás se iba a imaginar la difícil vida que tenía, aunque no lo demostrara, yo
era igual que todos, y siempre llegaba el momento en el cual colapsaba.
Continuara...
Disculpen la demora, pero es que me quede sin internet!!!.. Gracias por leer, son genias. Y cualquier duda o pregunta al ASK!! ahí respondo todo porque por acá no puedo!!!
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@Chilelaliter