11 de octubre de 2012

Capitulo Ciento Uno.

"Volver a Respirar"
Capitulo 101.

-¿Y vos pensas que yo sí quiero? -lo miré triste y él negó- ¿entonces? -le cuestioné mirandolo con mis ojos totalmente cristalinos-
-Perdoname -susurró-
-Es injusto para los dos que después de todo lo que hemos luchado para estar juntos discutamos por terceros, por algun invento o por una pendejada -aclaré- y me duele muchisimo esta situación.
-Lo tengo claro y por eso vine hasta acá para solucionar las cosas.. -tomo airé- no quiero que por un mal entendido todo lo hermoso que tenemos se termine.
-¿Y que haces al respecto? -le pregunté-
-No se va a volver a repetir -aseguró-
-¿Que cosa? -cuestioné-
-Esto... esta discución, los celos, creerle a otras personas... -tomo delicadamente mi mano y la acarició- no somos pendejos, y sé perfectamente lo que quiero en mi vida -lo miré fijamente- y no voy a permitir que otros arruinen mi futuro.. -soltó mi mano y agarró mi mejilla- y mi futuro sos vos.
-Yo soy tu presente -aclaré-
-Y mi futuro -repitió-
Una timida sonrisa apareció en mi rostro, él solo se limito a acariciar mi mejilla acercandose a mi boca.
-No voy a arruinar esto por mis inseguridades, por mis problemas, por mi culpa... -quedó a centimetros de mi boca- no aguantaría estar ni un día lejos de vos -miré sus labios- y sé que vos tampoco -volví a sus ojos-
Lo miré por casi un minuto, enrede mis brazos en su cuello y me acerqué aún más a su boca, chocando mi respiración con la suya.
-Lo sabes.
Susurré y atrapé su boca con la mía.

Sus labios no tardaron en reaccionar y siguieron a la perfección aquel besó. Sus manos se posaron delicadamente en mi cintura y comenzaron a acariciarla, su lengua comenzaba a encontrase con la mía, el besó era tranquilo pero excitante, sus labios eran increíblemente dulces y amaba besarlos, me encantaba estar en contacto con él y demostrarle todo ese amor que con palabras no se puede.
El beso estaba durando muchisimo, su lengua atrapaba a la mía una y otra vez, sin dejarla escapar pero aun así hice un tremendo esfuerzo y me separé un poco de él para respirar, pero aún asi sus labios no abandonaron mi piel, y fue dejando cortos besos desde mi mandibula hasta mi cuello. Esos besos provocaban en mí un placer inexplicable, hacían que volara con solo sentir el roce de sus labios.
-Mi amor.
Susurré con mi respiración un poco agitada, tomé su rostro con mis manos y pegué su frente a la mía.
-Te amo.
Aseguré sin despegar mi calurosa vista de la suya. En su rostro se dibujo una tremenda sonrisa, se acercó a mis labios pero besó la comisura de estos.
-Te amo -me imitó y quedó a milimetros de mis labios- y no hablemos más.
Me apretó contra su pecho y pasó sus brazos por mi cintura, apegandome muchisimo más a él y volviendo a atacar mi cuello con sus deliciosos besos, yo simplemente agradecía a cielo por ese momento.
Volvió de a poco a mi boca, atrapandola y pidiendo más. Pegué un pequeño saltito y con su ayuda enredé mis piernas alrededor de su cintura mientras él ahora posaba sus manos en mi cola, no podíamos estar más pegados de lo que estábamos, pero aun así yo necesitaba más. No era suficiente.

-Te necesito -murmurré a su oido con mi respiración entrecortada-
Él entendio a la perfección, me afirmó un poco más y comenzó a caminar hasta el cuarto sin importale nada, golpeaba todo lo que estaba a su paso mientras yo estaba pegada a su cuello sin dejar de besarlo, la situación se hizo extremandamente caliente, quería sentirlo, necesitaba sentirlo, y sé que a él le pasaba lo mismo.
Al fin caímos en la cama él encima mió, con mis brazos detrás de su cuello lo atraje aun más hacia mis labios. Volvió a besarme con la misma intensidad con la que lo había hecho hace unos minutos. Mordí bruscamente su labio inferior mientras continuaba besándolo, no quería que dijera nada. El momento era irónicamente perfecto. 
Mi pulso estaba a mil por hora, y sentía la piel arder con cada beso, cada roce de piel a piel.
Gemí de placer cuando su mano se introdujo por debajo de mi remera, mi piel se había erizado y tenía más ganas de sentirlo dentro mió.
Sacó bruscamente mi remera y bajó para desabrochar mi short. Besando cada parte de mi cuerpo se quedó en mis pechos jugando con ellos, mientras yo me retorcía de placer. Con rapidez guíe su rostro hacia el mío tomándolo de la nuca y volví a besar sus ardientes labios, dejandolo casi sin respiración.

Ahora era mi turno, comenzé a levantar delicadamente su remera hasta que desapareció, aprecié su torso, esos fornidos músculos y ese color tan unico de él. Me subi arriba de él y dejé varios besos en su torso, hasta que llegué al cierre de su jeans. Lo miré con cierta picardez y desabroche el botón para luego bajar el cierre, con su ayuda pude bajar por completo el pantalón y quedar frente a su gran bulto.
No sé como y en que momento pero luego de volver a sus labios, quedamos completamente desnudos.
El rocé de su piel encima mió hacía que me estremeciera por completo, necesitaba sentirlo ahora mismo.
Capturó mis labios entre los suyos al mismo tiempo que entraba en mí y gemi entre besos.
-Ohh.. Peter... mi am..amor -lo nombré totalmente excitada mientras el comenzaba a moverse lentamente dentro de mí-
Una, dos, tres introducidas dentro de mí y yo ya me sentía en el paraíso. Era perfecto, y era mio, solo para mí. 
El placer me atrapo y lentamente comencé a disfrutar cada segundo mientras nos uniamos, clavé mis uñas en su espalda y gemí como loca. 
¿Cómo podía ser tan bueno en la cama? Apreté mis piernas alrededor de su cintura, atrayéndolo más a mi cuerpo.
  
Seguimos con esos movimientos que me hacían llegar a Marte, y sabía que él sentia lo mismo sobre todo cuando estaba arriba de él y yo tenía el control en el sexo.
Luego de unos placenteros cuarenta minutos el climax llegó a ambos, tube el orgasmo más increíble de mi vida y caí rendida sobre su pecho sintiendo su agitada respiración en mi oido.
-Te amo Mariana.
-Sos tremendo -lo miré y besé cortamente sus labios- te amo -susurré-

Continuara...