18 de septiembre de 2013

What About Us.



Maratón 4/5
Capitulo Veinticinco.

Tome una maleta que aún estaba con un poco de ropa por el viaje a punta del este. Abrí el placard y saque más ropa, me puse una remera y Natalia apareció en la habitación.

-¿Me estas jodiendo verdad? –preguntó sorprendida-
Mis ojos se posaron sobre ella, apreté mi mandíbula y ella entendió que no era joda. Su mirada recorrió toda la habitación, especialmente en la maleta, sus ojos se cristalizaron al instante en que yo la cerré.
-¿Vos pensas que esto es una joda? –le pregunté-
Sus ojos se posaron sobre los míos y se ahogaron en lágrimas. Negó lentamente y sin creerlo aun.
-Entonces no preguntes pelotudeces –dije molestó-
-Peter –murmuró-
Me levanté y tome la maleta. Camine un poco para buscar un par de cosas más.
-No podes hacerme esto –dijo con un hilo de voz-
-Lo estoy haciendo –aseguré-
-No, no, no! –exclamó mientras se acercaba a mí- por favor no me dejes, yo te prometo que voy a cambiar, yo…
-No se trata de vos –interrumpí- se trata de nosotros.
Sus lágrimas recorrieron sus mejillas y su cabeza se movió de un lado al otro.
-Esto no está funcionando –aseguré-
-Pero podemos intentarlo, cambiar, nos amamos, amor yo…
-Natalia –elevé la voz- vamos a dejar esto ¿sí?

Ella negó. Suspiré y tome su mano para acariciarla.
-Nos estamos haciendo daño y ya necesitamos respirar un poco, vos necesitas relajarte –mi mano subió hasta su mejilla y la acaricié suavemente- vamos a tomarnos un tiempo.
-Los tiempos no sirven de nada, eso es solo una excusa para piratear –aseguró-
-Entonces, terminamos –musité-
Sus mejillas nuevamente se ahogaron en lágrimas. Su mano tomo la mía y la bajo de su mejilla.
-No puedo con esto –musitó-
-¿Y vos pensas que yo sí? –le pregunté-
-Pienso que estás… distinto –me miró fijamente- ¿Por qué?
-Porque necesitamos esto, necesitamos pensar las cosas, necesitamos extrañarnos, necesitamos… -suspiré- vamos a estar bien.
-Yo no voy a estar bien sin vos, jamás –aseguró-
-Estás exagerando.

Ella negó y se alejó de mí acercándose a la cama. Se sentó ahí y puso sus manos en su rostro. Lloro unos segundos mientras yo la miraba.
Me dolía verla así, era mi mujer y la amaba pero… necesitaba un tiempo lejos de ella.

-Creo que… me voy –murmuré-
Levantó su cabeza desesperada. Su vista estaba nublada y parecía estar muriendo de dolor.
-¿Dónde te vas a ir? –me preguntó-
-No sé… -hundí mis hombros- voy a buscar algo y..
-¿Nos vamos a ver mañana? –me preguntó-
-No lo sé Natalia, esto no es de un día para el otro y..
-¿Queres que me vaya de vacaciones? –me volvió a interrumpir-
-Sería bueno para vos –respondí-
Silenció por unos segundos y luego
-¿Me amas? –me cuestionó-
Busco desesperadamente mi mirada y una respuesta. Asentí sin decir ni una palabra. Ella apretó sus labios y se limpió sus mejillas.
-¿Sabes? –Me miró- sinceramente hay veces que tu actitud me sorprende –levanté mis cejas- un día me regalas el mundo, y al siguiente es como si no hubiese pasado nada, como si el día anterior ni siquiera hubiésemos hablado –musitó con su voz áspera- Ya no sé qué hacer, estoy confundida y estas tan cambiante –sus ojos volvieron a ahogarse en lágrimas- recuerdo que antes no era así –tomo un poco de aire- no sé qué habrá cambiado en vos, en mí yo creo que nada pero vos estás tan diferente después de ese viaje –y una lágrima recorrió su mejilla- Y si, seré tonta, pero te sigo amando.

-Yo..
-No digas nada ¿sabes? –Negó- no hay más que hablar, yo mañana por la noche me voy y vos te quedas, podes venir a casa, disfrutar de tu soltería y ser libre –se levantó- pero lo único que te voy a pedir es que no te traigas a ni una chica a casa, por favor –me pidió-  
-No lo haré –aseguré-

Asintió y salió de la habitación. Suspiré con bronca y agarre un saco. Tome un bolso y metí un par de ropa ahí. Sería muy exagerado llevarme una maleta si voy a volver al otro día.
Baje en silenció y salí de la casa sin decir nada. Era extraño porque realmente no sabía dónde ir, simplemente quería escapar de ahí.

Camine hasta mi auto y me meti adentro. Aceleré sin saber a donde iba, me estacioné en unas cuadras más y miré mi celular. Lali había publicado un tweet.
Sonreí imaginándome que era para mí, y simplemente marque su número.

Continuara…

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