What About Us.

Capitulo Cuarenta y Uno.

Bajar del avión, y caminar libremente por el aeropuerto, sin esos odiosos periodistas con sus preguntas estúpidas, era lo que más disfrutaba en este momento.

Peter iba a mi lado tratando de localizar al taxi que Max había contratado para nosotros, mientras yo miraba a todos lados sin borrar la sonrisa de mi rostro.

Minutos después encontramos al auto, y nos fuimos directo al hotel que Max había elegido para nosotros. Él se había encargado de todo. Nosotros solamente íbamos a disfrutar.

-¿Una habitación con una cama matrimonial?

Preguntó Peter riendo poco después de que entráramos a nuestra habitación.

-¿Algún problema? –lo miré-

-No, pero pensé que ibas a querer habitaciones separadas y…

-¿Para qué? –Interrumpí riendo- los dos sabemos muy bien que lo que menos vamos a hacer es dormir y también sabemos que vamos a necesitar una cama grande para cuando estemos encerrados acá –sonreí con grandeza-

-¿Pensas que yo estoy acá por sexo? –preguntó riendo-

-Ambos estamos acá por sexo.

Peter rio y su mano se deslizo por su cabello.

-Me siento como si fuera un prostituto –admitió-

Reí con ganas y negué.

-No quise que lo tomaras así.

-¿Entonces este es un viaje de amigos? –preguntó-

-Sí.

-Pero si no somos amigos! –exclamó-

-Estamos más cerca de ser amigos que de cualquier otra cosa –aseguré-

Peter suspiró pesadamente y yo admiré la espaciosa habitación.

-Lindo hotel ¿no? –Lo miré- ¿habías estado en una suite tan lujosa como esta antes? –Le pregunté soberbia-

-No –respondió serio-

-Me vas a tener que agradecer de por vida este viaje porque todo va a hacer de primera categoría.

-No te preocupes, te puedo pagar todo lo que gaste y así no agradecerte nada.

-Hey, ¿Por qué tan exagerado? Era solo un chiste –reí-

-No pareció –y su voz era aún más grave que lo normal-

-¿Te enojaste? –le pregunté-

-¿Debería hacerlo?

-No, solo fue un chiste. No te voy a cobrar nada porque yo te invité sin que vos pudieras elegir.

-Y de eso no me quejo, pero me molesta cuando aparece tu soberbia.

-Era un chiste gordo, no seas grave.

-No me gustan tus chistes.

Bufé y lo miré por algunos segundos.

-Pffffff.

No me dijo nada más y se metió en su celular. Fui hasta una de mis maletas y saqué mi cámara fotográfica, la vista del balcón debía ser una locura. Antes de ir hasta allí, busque mi celular pero recordé que lo tenía Peter.

-¿Me puedes dar mi celular por favor? –le pregunté-

Abrió su chaqueta y saco mi celular, me tendió la mano sin mirarme y yo lo tome.

 Lo observé casi atónita, estaba siendo muy pendejo y no me agradaba, no iba a soportar su mala cara ni menos por algo tan estúpido.

Salí al balcón encantada del lugar que tenía a pies. Era bellísimo, la playa estaba frente a mí y ya quería ir allí, divertirme, quería disfrutar el viaje.

Saque algunas fotos con mi cámara y luego una con mi celular y la subí al twitter.

“Me merezco esto y mucho más, a disfrutar!”

Saque un cigarro y lo prendí. Miré de nuevo mi twitter y Peter había publicado un tweet.

Cuenta Peter.

Estaba molesto, y podía sonar tonto y hasta algo inmaduro pero me molestaba que la gente fuera soberbia, sobre todo cuando te sacaban en cara algo que ellos invitaron. Estaba molesto porque ella era así, era justamente ese tipo de personas que detestaba, la que cada vez que podía mostraba sus lujos o su plata. Había pensado que no era así con este poco tiempo tratando de conocerla pero me había equivocado. Ella siempre iba a hacer una arrogante aunque lo tratara de evitar, estaba en su gen.

Publique un tweet totalmente dedicado a ella, y para que lo viera y viniera a reclamarme.

“Solo es una cara bonita con mente vacía”

Y lo había logrado, ella estaba entrando a la habitación con un rostro que evidenciaba su estado de ofendida.

-¿Por qué pusiste eso? –me preguntó molesta-

-¿Qué cosa? –la miré-

-Tu tweet.

-¿Te sentiste aludida?

Rio sarcásticamente.

-Claramente era para mí, idiota.

-¿Idiota? –Reí- no sabes cuánto extrañaba que me dijeras así.

-No desvíes el tema, y respóndeme.

-¿Acaso todo se tiene que tratar de vos?

-Esto se trata de mí! –exclamó-

-¿Y cómo sabes?

-Porque es obvio.

-¿Qué es obvio? ¿Lo de la cara bonita o lo de la mente vacía?

-Ughh –reclamó- me estás molestando demasiado, Peter.

-¿Y? –la miré-

-No íbamos a venir acá a pelearnos.

-¿Por qué no? ¿Planeabas tener sexo 24/7?

-Planeaba disfrutar simplemente y no estar discutiendo con vos por algo completamente estúpido.

-Vos viniste a discutir conmigo.

-Porque vos sos un idiota nene!

-¿Y vos no?

-Yo simplemente te hice una broma –se defendió-

Sonreí canchero, y mi mirada se profundizó en ella.

-No me gustan tus bromas, amor.

 Aseguré con una voz más que enojada, era grave, dura, como para provocarla.

Quedo mirándome sorprendida pero luego reaccionó.

-Tampoco me gustan las tuyas.

Reí seductoramente y la noté incomodarse.

-Está bien, voy una parte del tweet.

-¿Una parte?

-Shh..

Y borre el tweet anterior para publicar otro.

“Es una cara bonita”

-Míralo.

 Reviso su celular y su sonrisa se expandió por su rostro de inmediato. Sonreí aún más y ella me miro.

-¿Te parezco bonita?

-¿Te sentiste aludida?

-Es obvio –rio-

-Entonces lo mío también es obvio.

-Idiota –volvió a reír-

-¿Aun soy un idiota?

Asintió y se acercó a mí.

-Siempre vas a ser un idiota –quedó frente a mí-

-¿Así?

Lali asintió y yo no resistí. La tome de la cintura y la apreté contra mi cuerpo. Nuestras narices se rozaron y ella sonrió.

-Y vas a ser mi idiota preferido.

Dijo tiernamente y eso fue todo, sentí que esto era de verdad. Me estaba atrapando cada vez más y no iba a detener esta locura.

Bese su boca y sentí que estaba haciendo lo correcto. Ella podía ser la mina más soberbia, arrogante, frívola, y odiosa del mundo pero era justo lo que quería y necesitaba en estos momentos. Era mi opuesto, era lo que siempre renegué, lo que nunca pensé en llegar a tener. Ella era esa persona que era completamente incompatible conmigo pero que provocaba en mí, sensaciones que no podía describir.

Al terminar de besarla, la abrasé. Ella enredo sus brazos alrededor de mi cabeza y yo acaricie suavemente su delgada cintura. Sentía su aroma a flores, su mejilla en contacto con la mía y me gustaba que ella tuviera que poner sus pies en puntitas para abrazarme. Se veía tierna cuando se enojaba y yo solo podía abrazarla, porque eso era lo más tierno que podía hacer y aunque ella me llamase idiota, era su idiota.

Continuara…